Por David Uriarte /

Ni el tiempo ni las personas se pueden quedar estacionadas en una sola página de la vida, menos cuando el tema es la política y sus implicaciones.

Hace diez años, los mexicanos retozaban por las calles de la democracia de aquel tiempo, hace siete años, los nubarrones de la tormenta ideológica asomaban su cara, un año después, el tsunami de Andrés Manuel López Obrador y su partido, entraron con tal furia al territorio mental de la sociedad, que no le dieron tiempo a la vieja política y sus políticos, de darse cuenta que les trozaron la cabeza; murieron de una y para siempre.

No se puede seguir escribiendo sobre las páginas escritas, cada una cuenta parte de la historia, al darle vuelta a la hoja, encontramos desde hace seis años, la llegada de un nuevo régimen político en México, una sociedad impregnada de la nueva ideología, si acaso, una ideología de transición, pero del pasado, sólo los recuerdos y la historia.

Los que se adaptaron y vieron en el nuevo régimen la oportunidad de permanecer en el quehacer político, “le atinaron” y hoy gozan de lo que antes gozaron, los que se resistieron a la llegada del nuevo régimen, unos murieron sin darse cuenta y otros agonizan.

La historia se escribe en las nuevas páginas de la historia, hojas limpias que reciben la tinta del color guinda acuñando lo mismo pero diferente, lo mismo porque el país es el mismo, lo mismo porque se busca paz, soberanía y tranquilidad para los mexicanos, lo mismo porque siempre se privilegian los derechos humanos, el derecho a la vida, la dignidad, la salud, la educación y el bienestar.

Es esta vuelta a la página, muchos sienten o perciben que han llegado a la tierra prometida, otros sienten y perciben que se les acabó la tierra y la promesa, es decir, unos llegan y otros se van, pero el tiempo y la transformación no se detiene.

Si no aprenden a darle vuelta a la página, el sufrimiento será la compañía eterna de quienes no aceptan la evolución o involución de la democracia, el poder es como la energía, no se acaba, se transforma o cambia de manos.

Gritos de inconformidad se escuchan en la oposición, parece que no han entendido y quieren seguir escribiendo sobre las mismas páginas del pasado, mientras tanto, el nuevo régimen avanza a la velocidad que le permiten las necesidades colectivas por resolver.

Si no le dan la vuelta a la página, no van a leer el nuevo mensaje del poder.