Por David Uriarte /
La ignorancia promueve ideas como que el coronavirus es producto de satanás, de la industria farmacéutica, que es la manera de matar gente para autorregular la población mundial, entre otras tantas ideas.
Seguridad y salud son los temas más sensibles en México, la inseguridad pública y el sistema de salud tienen a la población al borde del desvelo y la ansiedad, y al gobierno en la tranquilidad del discurso y la estadística comparativa creyendo que todo se arregla con promesas y compromisos que no tienen castigo si no se cumplen.
El virus maldito en Sinaloa y en México no es el coronavirus, es el virus de la pobreza, la ignorancia, la enfermedad y la violencia.
El virus de la pobreza casi siempre se asocia con el de la ignorancia y la enfermedad, pone de rodillas a miles de familias cuando vulnera la salud de niños, ancianos y embarazadas; quita la esperanza, quita la vida y muchos de los sobrevivientes quedan en estado de indefensión.
El virus de la violencia va contaminando a la persona, la familia y la sociedad, los contactos infectan y multiplican su letalidad a tal grado que llegan a la costumbre y la resistencia a cualquier tratamiento psicológico, farmacológico, o social.
Hoy más que nunca cobra vigencia el principio que afirma: es mejor un gramo de prevención que un kilo de curación. Prevenir la pobreza, la ignorancia, la enfermedad y la violencia, debe ser un credo que incida en la conciencia social, un credo que privilegie una economía sana, un pensamiento crítico, una salud integral y una convivencia sociofamiliar prudente, respetuosa, justa, y armónica.
Una mente que descansa en la pobreza piensa distinto a una mente que se regocija en la riqueza, una mente educada en la ciencia piensa diferente a una mente formada en los mitos culturales; una mente que vive en un cuerpo enfermo piensa diferente a la mente que vive en un cuerpo sano, y una mente violenta impacta diferente en la sociedad que una mente tranquila y en paz.
Hagamos prevención desde la casa contra los virus malditos de la pobreza, la ignorancia, la enfermedad y la violencia. Promovamos una cultura del trabajo, la educación, la salud, y el control de los impulsos.