Por David Uriarte /
No todo está perdido, no todo es desgracia, no todo es retroceso, no todos están sin trabajo, no todos han empobrecidos, todos: somos actores o parte del destino social.
Para el caso, hay dos tipos de personas, las que se dedican a criticar, evaluar, ver lo gris de las cosas, o interpretar de manera paranoica la realidad; y las personas propositivas, constructoras de su propio camino, aquellas que buscan solución dejando la culpa de lado.
El país se está incendiando por las altas temperaturas, por el clima seco y caluroso, pero el clima peligroso es el clima social, el clima de inseguridad, el clima de indiferencia, la temperatura elevada entre la clase política, el abandono de las tareas sociales por la búsqueda de la gracia de quien reparte las indulgencias.
El destino de México está marcado por un cambio de régimen cuya dirección es lo de menos, lo importante son los resultados, no importa el régimen, persona, o partido político que represente a los mexicanos.
Si los resultados en la economía familiar van a la alza y hoy rinde más el dinero que antes, el poder adquisitivo mejora las condiciones del mercado, la salud deja de ser instrumento político para convertirse en prioridad, la capacidad resolutiva del sistema de salud cubre todos los niveles de atención médica desde la promoción de una vida sana hasta la rehabilitación de cualquier enfermedad.
Si la educación deja de lado la ideologización para convertirse en instrumento de formación y competitividad técnica y profesional, y la seguridad es el aire que respira la sociedad, entonces se puede afirmar que el país va por buen camino.
Si tu gobierno cualquiera que sea el color, promueve estas cuatro variables de economía, salud, educación y seguridad pública, es decir, si con el nuevo régimen de gobierno ganas más o con lo mismo compras más, tienen garantizada la atención medica preventiva, curativa y de rehabilitación, tus hijos salen tan bien preparados de las escuelas públicas que las empresas nacionales y extranjeras los están esperando para contratarlos, y te animas a dejar tu vehículo (si es que lo tienes) en cualquier parte, o a caminar con tu familia por cualquier colonia a cualquier hora del día, entonces el rumbo del país es el correcto.
Hay que aprender a construir, dejar el discurso del lamento, la crítica destructiva o la descalificación, no todo está perdido, hay que aprender a ver lo bueno.