Por David Uriarte /
Mucho se habla y se dice sobre las carencias en material, equipo, y medicamentos para la atención básica de los enfermos, pero poco se habla de las condiciones precarias de los trabajadores del Sector Salud.
Aunque los enfermos y las enfermedades comparten signos y síntomas iguales, los trabajadores de la salud reciben un trato laboral distinto y una remuneración que aún no logra su homologación completa.
Mientras un cirujano en la medicina privada puede cobrar una cirugía en cien mil pesos, otro cirujano en la medicina institucional tendrá que conformarse con su cheque quincenal equivalente a la quinta parte, pero con una jornada laboral de seis u ocho horas diarias por dos semanas, es decir, existe una diferencia marcada no sólo en las percepciones económicas, sino en el desempeño profesional.
Mientras en la medicina privada hay la suficiencia de material, equipo, medicamento y condiciones de trabajo adecuadas, también existe una remuneración adecuada y una satisfacción para el enfermo y su familia; en contraste con la remuneración de los médicos en la medicina institucional y la frustración de gran parte de los enfermos y su familia cuando acuden a recibir atención médica de urgencia o por citas programadas.
Tener un carro nuevo, pero no tener para la gasolina, es igual a tener un hospital nuevo, pero no contar con los insumos necesarios para su operación. Contar con camiones nuevos para el transporte público, pero no tener chóferes, es igual a tener equipo nuevo en un hospital, pero no tener quien lo opere.
Tiene que existir un equilibrio sano entre el sistema de salud, su operación y función, en relación a las necesidades de los enfermos y sus enfermedades.
Llegar con el enfermo al servicio de urgencias y salir con una relación de medicamentos o insumos necesarios para la atención del enfermo, representa una ofensa para los derechohabientes que siguen creyendo en los servicios de salud pública.
Recorrer temprano los pasillos de las instituciones de salud pública, donde los laboratorios de análisis clínicos y los gabinetes de imagenología reciben a sus derechohabientes, es un verdadero espectáculo que describe dos realidades: la económica de la sociedad y la económica de la institución.
El tema de la farmacia y sus grandes filas y faltantes, es otro capítulo, como el de las citas para llegar con los especialistas.