Todos los días, en el mejor de los casos, las personas hacen un balance doble: por una parte en lo relativo a lo económico, y por otro lado en lo relativo a los afectos. En materia económica se agrupan muchas cosas. Trabajo, ganancias, inversiones, vacaciones, comida, casa, vestido, escuela, diversión, mujeres, hombres, parejas, salud, vehículo, empleados, hijos, familia, y cualquier compromiso que termine en dinero. En los efectos, se valora la capacidad para establecer o fortalecer los vínculos.

Si usted vive una soledad expresada a través de sus gritos, sonrisas fingidas, y simpatías no sentidas; solo está huyendo de su propia realidad y tratando de auto engañarse./h5>

Los que viven en pareja se preguntan ¿Esta es la vida de pareja?, los que viven sin pareja se preguntan ¿Esta es la vida sin pareja? Los que viven en pareja se vuelven a preguntar ¿Valdrá la pena vivir sin pareja? Tanto el que vive con su pareja como el que vive sin pareja, le temen a la soledad. La soledad es un estado de ánimo que inunda la vida de la persona.

El humano está diseñado para compartir su vida con alguien más. Las personas aisladas, reservadas, introvertidas, o incapaces de compartir su vida con alguien más, están condenadas a vivir la soledad.

La incapacidad para escuchar, relacionarse con los demás, compartir puntos de vista diferentes, y aceptar la realidad en su justa dimensión, es la causa principal de la soledad. Vivir entre muchos no significa superar la soledad. La soledad es un sentimiento que visita con frecuencia a los inadaptados.

Todas las personas que no son capaces de adaptarse a las circunstancias, momentos, procesos o condiciones que le ofrece la vida, terminan siendo unos desadaptados y experimentando la soledad.

La soledad se clasifica en dos tipos: La soledad expresada y la soledad sentida. La soledad expresada es aquella que se vive a través de una supuesta alegría y la soledad sentida es aquella que solo se siente. Un poco más claro; las personas que tienen soledad expresada, viven la vida aparentemente feliz, hablan mucho, tratan de socializar, pero todo esto lo hacen en un afán de huir de su soledad.

Las personas que tienen soledad sentida, son aquellas que no hablan o hablan poco, tienen una expresión facial de tristeza, no pueden socializar y se aíslan.
Está demostrado científicamente que si un niño no es tocado, acariciado y tomado en cuenta, puede morir por el aislamiento y la soledad.

Los adultos no mueren físicamente pero lo hacen emocionalmente, e incluso pueden primero deprimirse y después suicidarse.

Una enfermedad llamada soledad acecha a muchas personas. Otras tantas ya están infectadas del virus de la soledad, muchas más comparten su soledad con actitudes de desprecio hacia las demás personas, y otras envidian a las que si pueden vivir acompañadas.