Por David Uriarte /
El humano es el único ser que cuenta con tres cerebros: uno reptiliano, otro mamífero y la corteza cerebral que pertenece únicamente a los seres racionales. El humano no puede desprenderse de sus vestigios reptilianos y mamíferos aunque predominen sus funciones cognitivas.
Muchas personas sienten el hambre más fuerte en el bolsillo que en el estómago, sienten amenazada su fortuna; otros están contentos por disfrutar de la sombra protectora de un ingreso seguro por no trabajar; otros piensan que están por entrar al edén social donde todo será de todos aunque ellos no trabajen o no se esfuercen.
Las fantasías del bienestar social se construyen desde la banqueta de la pobreza, como ilusión óptica que transforma las altas temperaturas en oasis refrescante que nunca se alcanza.
Hay mucho que aprenderle al presidente López Obrador, tantos años en la búsqueda de la silla del poder político y por fin cristaliza su anhelado destino… más que persistencia se llama inteligencia, aunque a muchos de la clase política no les guste reconocer la realidad.
AMLO es terrícola, y como terrenal, tiene sus asegunes, en tantos años de añoranza del poder político, hizo posgrado en materia de oposición, se convirtió en un experto observador del sistema de gobierno, encontró el talón de Aquiles y ahí sembró su triunfo.
Su diccionario y su éxito se remiten a dos palabras: corrupción y pobres. Su referente cuando habla de corrupción es Carlos Salinas, su referente cuando habla de poder político son los pobres.
Treinta años de observación y estudio de las políticas públicas los resume en una palabra: corrupción, así mismo, concluye que las elecciones se ganan con votos no con dinero, por eso, cultiva el afecto y la intención de voto con los que son mayoría: los pobres.
A sus críticos se les olvidan dos cosas: primero, que el Presidente es terrícola, es humano, y como tal también se equivoca; y segundo, AMLO es experto en ser oposición no en ser Gobierno, por eso repite modelos muy parecidos a los que crítica. Compararse y buscar culpables, es condición terrenal.