Por David Uriarte

Aun en los peores momentos de la vida política y social de México, en la cresta de la ola pandémica, en los momentos de crisis nacional por el número de asesinatos en Zacatecas en un día; en las pérdidas multimillonarias por los bloqueos a las vías del tren por los maestros, y sus reclamos en Michoacán por la política de abrazos y no balazos… Por tantas declaraciones diferentes a las esperadas por los que mantienen económicamente al gobierno con sus impuestos, por las diferencias marcadas entre el discurso oficial y una parte de los medios.

En fin, hay más diferencias que coincidencias, sin embargo, hay que decirlo claro, el grado de aceptación del presidente López Obrador es superior al sesenta por ciento, por lo menos seis de cada diez mexicanos están contentos o conformes con la forma de gobernar del presidente.

Andrés Manuel López Obrador es licenciado en Ciencias políticas y Administración Pública, estudios que realizó en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Tiene formación académica y experiencia laboral en política y administración pública, hay congruencia entre lo que estudió y su experiencia laboral.

En su discurso siempre está la parte humanista, social, solidaria, la búsqueda del bienestar común. Es una óptica diferente a la política de los últimos treinta y seis años, un experimento sociopolítico del que sólo él conoce sus alcances, una expectativa partidista diferente, y una confrontación ligeramente tensa con los partidos de oposición… pareciera como si fuese el juego del gato y el ratón.

En la revisión de las 600 primeras mañaneras, no se advierte en ninguna de ellas, la conciencia o aceptación de un yerro, equivocación, error o falta grave, aún en las evidentes expresiones como aquella del dos de abril del año 2020, cuando afirmó: “el coronavirus vino como anillo al dedo para la transformación”.

O la expresión de la semana pasada: “cuidamos a los elementos de las Fuerzas Armadas, de la Defensa, de la Guardia Nacional, pero también cuidamos a los integrantes de las bandas, son seres humanos. Esta es una política distinta, completamente distinta, por eso lo de ayer, que muchos celebraban de que era el mundo al revés; pues para mí fue una actitud responsable”.

La conducta humana se mide con la regla de la perfección, y lo sobrenatural, con el instrumento de medición que se llama “fe”.