Por David Uriarte /

La sociedad está compuesta por una mezcla de personalidades y cerebros. Personalidades funcionales con un cerebro sano, es lo esperado. Sin embargo, rasgos de personalidad enferma y un cerebro enfermo, son variables que se unen para mantener conductas disímbolas.

La inconformidad es una condición propia del humano cuando las condiciones de vida son diferentes a las esperadas, tanto en el ámbito personal, familiar, de pareja, laboral, político, religioso, económico, o en cualquier área de interés personal ya sea por convicción o por ser parte de su negocio o de su vida.

En las iglesias y las religiones hay inconformes, en las fuerzas policíacas hay inconformes, en los partidos políticos hay inconformes, en la comunidad médica y psicológica hay inconformes; en los grupos gremiales hay inconformes, incluso en los grupos delictivos hay inconformes, en los derechohabientes hay inconformes, en la vida de pareja y de familia, ni se diga, la inconformidad es el sello distintivo de la vida de relación.

La clasificación de los inconformes se puede resumir en tres: inconformes por el incumplimiento de promesas, prestaciones, o compromisos; inconformes como parte de una estrategia política o de grupo; e inconformes como una forma de lucrar.

Los inconformes por la violación de sus derechos, asumen una conducta legitima, las muestras de inconformidad se legitiman a la luz del incumplimiento de la contraparte.

Los inconformes producto de una estrategia política, son aquellos que forman parte de movimientos cuyas diferencias representan beneficios para unos y perdidas para otros, es cuando el pastel no alcanza en la misma proporción para todos, es aquí donde los liderazgos capitalizan su fortaleza para exigir parte del poder cupular.

Los inconformes expertos en las luchas ajenas, es decir, pleitos que nada tienen que ver con ellos, pero que representan una forma de vida, de ingreso, o de interés, generalmente económico.

La inconformidad es la gripa de los movimientos sociales, incluso, la inconformidad en la familia es un signo de desacuerdo que involucra generalmente dinero y poder.

La división de muchas familias unidas en un tiempo, es frecuente cuando el tema a tratar son los bienes o el dinero, la inconformidad tienen que ver con las formas de pensar, con el incumplimiento de promesas, con la injusticia, la ilegalidad, la avaricia, y el negocio.