Por David Uriarte /
La maternidad se traduce en emociones, significados, y representaciones. No es lo mismo el sentimiento de maternidad de la madre, al sentimiento de los hijos por su madre.
Hay madres por accidente biológico, aquellas fecundadas en un arrebato de pasión de ellas, de él o de los dos, hay madres producto de la agresión y la violencia, aquellas donde su voluntad estaba ausente y fueron objeto del deseo patológico o enfermizo, del poder expresando en cualquiera de sus formas delincuenciales.
También hay maternidades muy deseadas, esperadas, buscadas, o disfrutadas desde la fantasía cultural donde la edad no cuenta, lo que cuenta es verse realizada como mujer al tener en sus brazos el producto de la concepción.
Hay maternidades frustradas, aquellas interrumpidas por la infertilidad, la esterilidad, o el aborto espontáneo o provocado, también hay maternidades con culpa, aquellas producidas por la conciencia del rechazo, pero aceptadas por la carga moral, social, o religiosa, aquellas maternidades donde la elección no fue de la madre sino de los aprendizajes familiares.
¿Qué tipo de madre tienes o qué tipo de hijo eres? Hay hijos extraordinariamente apegados a sus madres, también hay madres extraordinariamente desapegadas a sus hijos, hay madres convertidas en verdugos de sus hijos, estas madres terminan quejándose del abandono de los mismos, a veces es tan grande el rechazo, el resentimiento, y el recuerdo traumático de una maternidad convertida en un trato violento, que los hijos se mantienen inmersos en una memoria de sufrimiento cuando de la madre se trata.
No todo es trágico, están las maternidades felices, funcionales, sanas, las maternidades que representan el sentido de vida de muchas mujeres, el motor que vence cualquier adversidad, para muchas mujeres lo único bueno del encuentro erótico con algún hombre.
Recordar a la madre o visitarla en el panteón, en el hospital, en el asilo, en el recuerdo sano o enfermo, o simplemente mostrar indiferencia por la fábrica biológica y emocional de la vida, es producto de las vivencias personales.
Hay personas que dividen a las madres en dos: las madres biológicas, aquellas que les dieron la vida, y las madres emocionales, aquellas que les dieron cariño, atención, aceptación y una mirada de ternura que jamás se olvida o se borra.