Por David Uriarte /
En todos los estados de la república hay grupos o por lo menos personas representantes de cada uno de los posibles candidatos en la ruta rumbo al 2024.
En Sinaloa, Héctor Melesio Cuén Ojeda, líder del Partido Sinaloense, desde hace meses está en pláticas con el secretario de Gobernación Adán Augusto López Hernández, es el representante en el estado y responsable de la promoción que se hará desde ya, aunque los tiempos o el calendario político marca el 2023 para dar inicio formal a la promoción interna y después la competencia entre todos los candidatos de todos los partidos.
Además de Cuén Ojeda, no hay quién de la cara o se pronuncie claramente a favor de Claudia Sheinbaum, lo mismo ocurre con Marcelo Ebrard, tiene muchos simpatizantes, especialmente en el sector empresarial, con la clase política mantiene un contacto permanente desde el 2018 que promovió en Sinaloa la figura de López Obrador.
Hay temor entre los morenistas de sacar la cabeza y declarar públicamente sus preferencias o simpatías por cualquiera de los destapados, la disciplina se asocia con el temor y prefieren mantenerse al margen hasta que se dé luz verde para el arranque oficial de las candidaturas.
Los partidos de oposición siguen su ruta de desgaste interna, a falta de liderazgos competitivos cualquier ocurrencia es buena con la seguridad de que solo harán ruido mediático.
Si de cuatro o cinco partidos de oposición no logran sacar por unanimidad una sola figura relevante, que pueda ser opción real en la competencia rumbo al 2024, la permanencia de MORENA y su poder político en México está asegurada por lo menos seis años más que pudieran convertirse en doce o más.
Sinaloa no es México, pero es una muestra representativa y confiable de lo que pasa en el resto de la República cuando se habla de la sucesión Presidencial, pieza clave es el gobernador Rubén Rocha Moya, como en su momento lo fue Quirino Ordaz Coppel.
El primer morenista de Sinaloa tiene un compromiso partidista evidente, sin embargo, también tiene un compromiso con él mismo, la lealtad por sus convicciones y los vínculos políticos construidos desde antes de su paso por el Senado.
La precampaña en MORENA ya está en la pista, la precampaña de la oposición sigue la ruta de las descalificaciones entre ellos, sin embargo, el tiempo no se detiene y Sinaloa ya está en la ruta del ’24.