Por David Uriarte /

 

Entre el decir y el hacer, a veces la diferencia se llama dinero, pero no todo es dinero… la voluntad, el ingenio, la innovación y la disrupción de los modelos tradicionales de atención medica-hospitalaria, pueden marcar la diferencia entre seguir la inercia estadística, o implementar una estrategia cuyos resultados sea además de la detección oportuna, el tratamiento específico y la categorización del estadio de la enfermedad.

Estas son las principales verdades sobre el SARS-CoV-2 o enfermedad por coronavirus: primero, es una enfermedad viral y como tal no tienen tratamiento; segundo, existen formas de medir la presencia del virus y su grado de evolución en el organismo; tercero, existen medicamentos aprobados por los protocolos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) e instituciones afines cuya experiencia revela resultados clínicos satisfactorios; y cuarto, la ciencia siempre desplazará a la ignorancia aunque los ignorantes se resistan.

En este orden de ideas, Sinaloa puede implementar un filtro de asistencia clínica donde el servicio incluya: valoración, toma de la prueba si el caso lo amerita, realización de la tomografía de los pulmones, otorgamiento de los medicamentos para el tratamiento ambulatorio, y derivación inmediata a las unidades hospitalarias cuando el caso lo requiera.

Lo anterior evitaría el viacrucis de los pacientes cuya desorientación, miedo, ignorancia o pobreza, los mantiene en crisis. La buena voluntad del Secretario de Salud es una cosa, y los recursos económicos y la capacidad de infraestructura es otra, lo cierto es que tenemos personas haciéndose pruebas innecesarias.

Caso concreto: me habla un paciente y me dice, -doctor, me hice la prueba de coronavirus en sangre y salí negativo-, ese paciente en estos momentos está internado en un hospital privado y su estado de salud se reporta grave. La ignorancia hizo creer al paciente que lo negativo de la prueba en sangre le garantizaba ausencia de enfermedad, nada más alejado de la realidad. Si al sentirse mal, se hubiese medido la oxigenación, tomado su tomografía de tórax y sus exámenes específicos de sangre, la intervención temprana lo tendría aislado en su domicilio.