Por David Uriarte /
La Secretaría de Salud federal cuyo titular es el doctor Jorge Carlos Alcocer Varela, tiene entre otras cosas, un subsecretario que se llama Hugo López-Gatell Ramírez, médico epidemiólogo, amigo del presidente López Obrador.
El tema no es la edad del doctor Alcocer, quien a sus 74 años arrastra experiencia y confianza del Presidente, el tema es que su Secretaría, una de las más importantes, está infectada por políticos y funcionarios de buena voluntad que son los protagonistas de acciones y declaraciones que sólo competen al doctor Alcocer, o al súper subsecretario López-Gatell.
Ahora resulta que los expertos y especialistas en pandemias y vacunología son el Secretario de Relaciones Exteriores y su equipo, la temida y temible Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFREPIS), escondió sus garras y colmillos que aplica a todos los productos innovadores que pretenden entrar al mercado farmacéutico. Hoy la COFEPRIS como agencia sanitaria de México, está doblegada a la voluntad de los políticos que dicen que hay que hacer y cómo hacerlo en materia de investigación para la vacuna contra el COVID-19.
Salen al mercado de la comunicación social hablando de términos y terminología médica como si fueran expertos ¿Y la Secretaría de Salud? ¿Y su titular? ¿Y los expertos en epidemiología y vacunas? Sentados a la diestra del titular de Relaciones Exteriores, Marcelo Luis Ebrard Casaubón, mientras habla de la fase tres de investigación, de laboratorios transnacionales, de eficacia y seguridad de la vacuna, de la fase experimental, del tamaño de la muestra, de efectos indeseables, en fin… le arrebatan el micrófono de la información relacionada con una de las enfermedades que tiene de rodillas la salud de los mexicanos y su economía.
Mientras la Secretaría de Salud siga infectada por extraños que desconocen de salud pública, los mexicanos seguirán comiendo esperanzas de un tratamiento preventivo que la medicina sabe no es tan fácil de obtener, sino, pregúntele a los pacientes infectados de virus VIH, quienes desde 1982 están esperando la vacuna contra el Sida. La infección política también existe.