Por David Uriarte /

Todo puede suceder en materia de suministro, el transporte de mercancías está sujeto a rutas, transporte y combustible, las rutas terrestres siempre son cuestionadas por sus condiciones físicas y sus costos, el precio del transporte de mercancías es el equilibrio entre los costos del combustible, costos de los camiones de carga y su desgaste, y las ganancias después del pago de mano de obra especializada.

El combustible y su distribución tienen un lugar en la historia reciente de México, el tema del huachicol, los accidentes en los ductos de Pemex, y el precio final de las gasolinas y el diésel para la industria del transporte público y el servicio agrícola, mantienen una canasta básica elevada y un encarecimiento de los productos que necesariamente se obtienen a través del transporte.

El anuncio de la toma de las instalaciones de Pemex en Topolobampo por parte de los agricultores inconformes por el precio de garantía del maíz y el trigo tiene a la sociedad a la expectativa, los propietarios de vehículos de motor de combustión interna, tanto los de servicio privado como público, pueden caer en pánico tras el anuncio de la toma de las instalaciones de Pemex.

No se sabe a ciencia cierta si la toma es simbólica o de plano habrá obstrucción en el transporte de las pipas que surten el combustible a las gasolineras en todo el estado de Sinaloa.

Hoy, 8 de mayo, deberá quedar solucionado el conflicto de una u otra manera, no se puede concebir la idea que Sinaloa se quede sin combustible, la vida económica se disminuiría generando caos e ingobernabilidad.

La declaración de uno de los líderes operativos del movimiento de los agricultores inconformes, Baltazar Valdez Armentia, debe tomarse en serio cuando afirma que ahí estarán de manera indefinida, -no vamos a cerrar la puerta de Pemex, pero no vamos a permitir la salida de combustible ni el acceso-, así lo afirmó Baltazar hoy por la mañana en una entrevista de radio.

No se puede construir la idea de un Sinaloa sin combustible, sin gasolina y sin diésel para la movilización de personas y carga, para el trabajo agrícola o pesquero, salvo lo que diga la realidad, es preciso volver a la negociación, desactivar esta bomba de tiempo para la gobernabilidad del estado.

La fuerza política del estado debe estar al servicio de la sociedad, la gasolina mueve la economía, y la inteligencia construye soluciones.