Por David Uriarte /

Es fácil suponer, decir, opinar, o creer que lo que se piensa es cierto; cuidado. Hay un principio psicológico que reza: “no todo lo que se piensa es cierto”, esto hay que aplicarlo a los pensamientos ligeros y fáciles, sobre todo, a los que no se dan cuenta que entre sus pensamientos y la realidad hay un abismo de distancia.

No se sabe si es enfermedad o intención enfermiza estar diciendo cosas de los servidores públicos y políticos, parecen pitonisas en tiempos de ignorancia, por eso, la mejor fuente de la información es el protagonista de la misma.

En relación al sentir de los servidores públicos del gobierno de Quirino, principalmente los niveles de secretarios, subsecretarios, directores generales, y coordinadores generales, se especula que casi todos están decepcionados… es fácil saber la proporción de esta supuesta realidad, simplemente hay que preguntarles.

Sin buscar a nadie, por casualidad –aunque dicen que nada es por casualidad–, me tocó escuchar a dos funcionarios de alto nivel hablar del desacuerdo con su jefe supremo, o sea, el gobernador.

Dicho por ellos, muchos –no sé cuántos–, están en las mismas, decepcionados al no encontrar ‘eco’ a sus peticiones o aspiraciones. Las peticiones tienen que ver principalmente con obras o servicios de su responsabilidad, y las aspiraciones con abandonar el servicio público para buscar una posición de elección popular.

Los que aspiran a la gubernatura, igual los que aspiran a una presidencia municipal, una diputación local o federal, tienen vacíos sus escritorios, están esperando la venia del Señor para salir en búsqueda de sus objetivos.

Lo que esperan y no sucede, es la instrucción o designación de su jefe político para estructurar su campaña de manera abierta. Todo indica que el discurso es el mismo para todos: “te veo lento, muévete”.

Hay quienes le creen y quienes no le creen, esperan una franqueza en sus palabras y un apoyo incondicional en su permiso, sin embargo, eso no sucede. Que las renuncias de muchos ya están redactadas, que el muro de contención es el secretario General de Gobierno, Don Gonzalo como ellos le dicen, para confirmarlo; sólo hay que preguntar.