Por David Uriarte /

Empieza el año nuevo con prioridades específicas para cada quien, mientras unos buscan salud, otros buscan dinero, tranquilidad, pareja, hijos, en fin, cada quien vive su propia realidad y sus propias necesidades.

Cada uno tiene sus propias prioridades, sin embargo, de poco o nada sirve tener dinero, tranquilidad, pareja, o hijos, si no hay salud, si la enfermedad es una amenaza que acerca el destino seguro de los vivos: la muerte.

Es cierto que el dinero es un instrumento facilitador de muchas cosas, también es cierto que no todo lo compra el dinero, en un país donde el índice de pobreza es elevado, tan elevado que los programas sociales se convierten en el salario mínimo de tantos pobres, los servicios de salud son la segunda casa de millones de mexicanos.

Desde la nutrición derivada de la educación alimentaria, hasta el diagnóstico oportuno de las enfermedades que más afectan a la población como el sobrepeso, la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y renales, se necesita la garantía de tener a la mano los profesionales de la salud, hospitales de alta resolución, hospitales que dejen de ser hoteles o casas de reposo; laboratorios, gabinetes, y lo más importante: medicamentos suficientes y necesarios para todas las enfermedades, desde un cuadro gripal hasta un cáncer.

Es cierto que la seguridad pública es uno de los flagelos que azota a la sociedad, pero la enfermedad es como el salitre que destruye los cimientos de cualquier edificio por más fuerte que se presuma.

Donde hay salud hay esperanza, salud física y salud mental, a la salud física se le medio invierte, es la salud mental una materia pendiente, tanto en la prevención como en el tratamiento.

La promoción de la salud mental y el tratamiento de la misma, puede ser el principio de la solución para un tema candente: la inseguridad.

Los generadores de la violencia son enfermos mentales, hombres y mujeres cuya percepción de la vida es distinta a la percepción que tiene su propia familia y la sociedad donde crecen, viven, y cometen los crímenes más horripilantes.

La salud física y mental se convierte en prioridad, aunque no se perciba como tal, muchos anotan en su lista de prioridades para este año que empieza, el dinero, y el amor, se olvidan de la salud como tal.

El preso valora su libertad como el enfermo su salud, y la madre buscadora la ausencia de su hijo.

¿Cómo está tu salud?