Por David Uriarte /
Hay cuatro tipos de ciudadanos: los que están intoxicados con tanta información política, los que odian la información política, los que viven de la información política, y los indiferentes.
Los intoxicados no saben qué hacer, a quien creerle, quien miente, ya no pueden procesar tanta desinformación, afirmaciones, mentiras, encuestas, propuestas, fantasías, ingenuidades, intereses y pleitos. Sus cerebros y sus mentes están saturadas, ya no pueden procesar tantas contrariedades, paradojas, sorpresas, están trabados… necesitan “resetear” su cerebro, limpiar y aclarar su mente para acomodar tanta información política derivada del proceso electoral que está en marcha.
Los que odian la información política, arrastran una animadversión justa para ellos, puede ser que injusta para los políticos. Sin embargo, hay ciudadanos que se molestan a tal grado cuando escuchan en la radio, ven en la televisión o reciben algún mensaje de voz o de texto donde se anuncian políticos y partidos; que no sólo le cambian a la frecuencia radiofónica o al canal de televisión, sino que explotan en una frustración incontrolada y empiezan a vociferar y generalizar en contra de los políticos calificándolos con adjetivos impronunciables para la programación familiar.
Los que viven de la información política, ya sea porque ese es su negocio o porque les da placer, devoran la información, se actualizan y conocen el panorama político del país, del estado y de su municipio, estas personas siguen las trayectorias de los políticos, de los partidos y las tendencias sociales derivadas de acontecimientos políticos.
Los indiferentes, son personas cuyo perfil psicológico no se engancha en la política y ni en los políticos, ven y escuchan, pueden ser críticos o analíticos, pero sin la emoción, mucho menos la pasión de un ciudadano intoxicado, que odia o le gusta la política, simplemente lo toma como un anuncio u oferta publicitaria más.
Los órganos de los sentidos, principalmente los ojos, los oídos y la mente, son los primordiales canales de distribución de todo tipo de información, incluyendo la política. Intoxicado, enojado, alegre o indiferente, pero hay que salir a votar.