Por David Uriarte /
Así como la tarde presagia la noche, los hechos en Sinaloa presagian el destino social para las fechas navideñas. Primero fue la ruptura de la seguridad, después, la ruptura de la economía en la industria restaurantera, siguió la ruptura de la economía en la industria de los servicios de hospedaje, poco a poco, muchas familias empiezan a construir la idea de una navidad bajo el encierro, desafortunadamente, otras estarán en el supuesto de la amarga navidad.
Algunas escuelas públicas y privadas, han notado una baja en sus matrículas, algunos colegios han dado de baja al personal de apoyo académico o administrativo, algunas familias de plano han emigrado a otras ciudades, en algunos casos, el miedo ha incrementado la solidaridad familiar, lo cierto es que los presagios navideños no pintan bien para los vendedores ni para los compradores.
El presagio navideño acompaña a la sociedad sinaloense, afecta a la política y a los políticos, es posible que, dentro de los cambios por fin de año, también se den cambios en las políticas públicas y algunos servidores se despidan de su trabajo, los daños colaterales han afectado al gremio policiaco, tanto a los altos mandos como al personal operativo, estos si fueron presagios desafortunados.
El presagio navideño afecta todos los sectores de la población, si presagio es el anuncio de algo, ojalá que también toque las buenas noticias, que las familias con desaparecidos o levantados, los encuentren con bien, que las extorsiones desaparezcan, los robos de vehículos también se extingan, los robos a comercios dejen de ser una calamidad decembrina, y no se diga el destino del aguinaldo, producto del esfuerzo, pueda convertirse en factor detonante de alegría y bienestar familiar.
Para la lógica de cualquier comunidad, excepto en tiempos de guerra, no puede ser posible que un día sí y otro también estén perdiendo la vida ciudadanos de bien, siendo despojados de sus bienes o teniendo el virus del miedo incorporado a sus células como carga genética de una cultura de violencia y agresión.
Haciendo un análisis de los hechos a partir del 25 de julio hasta estos días, en Sinaloa se ha escrito una de las historias que aún no encuentra adjetivo que la califique, la política se ha enrarecido, los poderes facticos han exhibido su alcance, la estadística de violencia construye un presagio navideño atípico.