Uno de los oficios que desde tiempos antiguos se llevaba a cabo con los mensajeros que viajaban distancias muy largas para llevar noticias a los jefes de tribus o a los reyes.
Recibir una carta, postal o un paquete desde lugares lejanos hasta la puerta de nuestro hogar parece una labor sencilla en la que en ocasiones no prestamos mucha atención.
Los tiempos han cambiado y es que hace unas décadas, no contábamos con tecnología tan inmediata como ocurre actualmente, por lo que el correo era la forma más común de recibir saludos, felicitaciones o alguna noticia, ya fuera buena o mala.
El 12 de noviembre se ha convertido en un día especial y de fiesta para los trabajadores del servicio postal, quienes celebran el Día del Cartero, “el que lleva y trae buenas y malas noticias”, una fecha para recordar la importancia de la labor que realizan los carteros para entregar correspondencia a millones de personas en todo el país.
Pero ¿cómo surge esta celebración?, la conmemoración del Día del Cartero tiene su origen gracias a la hazaña que realizaron dos trabajadores postales.
El cartero es un héroe anónimo
De acuerdo con la tradición oral, ocurrió en el año 1922, México todavía vivía los tiempos de la Revolución, cuando un tren que transportaba 50 millones en oro y correspondencia militar sufrió un trágico accidente que dejó al menos 100 víctimas mortales.
En el ferrocarril viajaban dos empleados postales que recogieron todas aquellas cartas que no habían sido destruidas en el accidente, así como todo el oro que pudieron, y lo entregaron todo ello a las autoridades pertinentes.
A partir de entonces, las autoridades mexicanas decidieron reconocer la acción de estos trabajadores con la conmemoración oficial del Día del Cartero a cargo del entonces presidente, Pascual Ortiz Rubio, por lo que a partir de 1931 se determinó que sería cada 12 de noviembre cuando se los carteros tendrían una fecha en el calendario.
En 1947 se emitió por primera vez una estampilla dedicada este oficio para celebrar a los carteros.
Orígenes prehispánicos
La profesión de cartero ha sido y sigue siendo muy importante desde la antigüedad. Gracias a su trabajo permite que las personas puedan comunicarse y mandarse información que llega al receptor en pocos días e incluso en unas horas.
Aunque el origen del servicio postal tiene antecedentes antiguos en muchas culturas, como la Persa, la Griega, la Romana, la Inca y en el caso de México, la Azteca, en la época prehispánica eran corredores, quienes recorrían largas distancias para entregar la correspondencia.
La historia cuenta que el emperador azteca Moctezuma consumía pescado fresco traído desde el Golfo de Veracruz, a más de 400 kilómetros de Tenochtitlán, actual Ciudad de México, mediante corredores que hacían relevos para cumplir con el trayecto.
Uno de los oficios que desde tiempos antiguos se llevaba a cabo con los mensajeros que viajaban distancias muy largas para llevar noticias a los jefes de tribus o a los reyes.
En ese entonces, el sistema de correo era conocido como Posta, los Aztecas crearon el sistema de relevos de carteros para realizar entregas más rápidas, eficiente y mantener en óptimas condiciones de salud a los carteros.
Los carteros prehispánicos, esperaban a su relevo en torres que se colocaban cada 10 kilómetros.
El correo en la colonia
Al llegar los españoles y comenzar la época colonial, este sistema se hizo más eficiente gracias a que se incluyó al caballo, que permitió hacer más rápido el servicio para los carteros.
Ya a mediados del siglo XVIII, se instauró el primer correo en Yucatán para después fundar otras oficinas postales en Veracruz, Puebla, Guerrero, Oaxaca y Guanajuato.
El servicio de correos de manera formal ocurrió cuando al poco tiempo se originó el servicio de estafetas o correo especial y diplomático.
Los primeros buzones y los sobres postales en el país se instauraron durante el imperio de Maximiliano, ya durante el Porfiriato y con la instauración del ferrocarril, el sistema correspondencia fue más eficiente.
El servicio postal en el siglo XIX
A finales del siglo XIX el correo mexicano movía anualmente poco más de ciento treinta millones de piezas, y contaba con mil 742 oficinas a lo largo y ancho del territorio nacional.
Durante la etapa final del periodo porfirista y ante el auge del servicio postal como un medio efectivo de comunicación, se hizo necesaria la construcción de un edificio para satisfacer las necesidades de manejo de altos volúmenes de correspondencia.
El 17 de febrero de 1907, el presidente Porfirio Díaz inauguró lo que hasta el día de hoy sigue siendo el Palacio Postal o “Quinta Casa de Correos”.
Así que, ¡felicidades Cartero!