Por David Uriarte /
Por supuesto que la moda la impone de cualquier manera el gobernador Quirino, su presencia, su discurso, su silencio, su ausencia, sus vacaciones… pero, sobre todo la interpretación social de un gobernador afinando los detalles de la entrega recepción, mirando con lupa los pendientes de su gobierno, esperando las reacciones políticas propias de una transición cuya alternancia ha sido el platillo fuerte de las especulaciones y el análisis político.
A la par del gobernador Quirino está el gobernador electo Rubén Rocha Moya, su historia política sui generis lo hace objeto de análisis desde la década de los ochentas y noventas en su vida académica, su perfil de izquierda, su paso por la Rectoría de la UAS, y su incursión en el primer nivel de confianza de tres gobernadores, sin dejar de reconocer su paso por el gobierno federal.
Pocos dudan de la capacidad intelectual de Rocha, y si la inteligencia es la capacidad de resolver problemas, sin duda Rocha es inteligente, prueba de ello fue la manera en que recibió la bendición de Mario Delgado presidente de su partido. Hoy es fácil revisar la historia inmediata del proceso electoral reciente, pero en esos días de jaloneo hubo cosas que sólo él y unos cuantos conocieron de primera mano.
Héctor Melesio Cuén Ojeda es otro político de moda en Sinaloa, pese a las críticas obvias de aquellos que ven un adversario a vencer, por su presencia y su estructura partidista, y hoy por la alianza estratégica en un co-marketing político PAS-MORENA que hizo sinergia en un triunfo electoral anunciado. Los ojos y la mente de Cuén están en el 2024, es un hombre de maratones con visión de futuro, a los que no les guste sólo tienen que revisar su trayectoria social en los últimos diez años.
Jesús Antonio Valdés Palazuelos es otro político sinaloense de moda, su mancha es su gracia, es decir, su lealtad a los amigos y su lealtad partidista lo tiene hoy arrinconado en un respiro familiar y se salud, esperando reacomodar sus ideas y sus creencias.
Ricardo Madrid y Sergio Jacobo Gutiérrez merecen un análisis aparte en tanto son instrumentos o piezas importantes de un ajedrez político que opera también con visión de futuro.