Por David Uriarte /
Desde hoy hasta el dos de junio de 2024 día de las elecciones presidenciales en México, habrá muchos perdedores: los equipos de los presidenciables, de los 128 senadores, los 500 diputados federales, de los 31 congresos locales, de los 1580 ayuntamientos, las 16 alcaldías, y las 24 juntas municipales, perderán tiempo, dinero, esfuerzo, amistades… algunos perderán su empleo y otros hasta sus propiedades.
Son tantas las ilusiones que las expectativas nublan la razón y las emociones se convierten en la principal motivación para apostarle a la aventura política que los puede convertir en todo o nada, todo si ganan, nada si pierden.
Por más que se diga que las campañas serán austeras, que se vigilará el origen de los recursos, que será dentro del marco de la ley y tantas cosas más, el dinero se convertirá en la energía o combustible que moverá los deseos de los aspirantes rumbo a las urnas, la simpatía y la capacidad para convencer al electorado será la moneda de cambio entre la credibilidad y el voto.
La puerta de la conquista de los electores será el oído, la vista, las emociones, y el pensamiento, los candidatos deberán meditar su discurso, cuidar sus acciones, mover emociones y promover un pensamiento de credibilidad entre los electores.
De cualquier manera, habrá muchos perdedores, las huestes de Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum, Adán Augusto, Ricardo Monreal, Gerardo Fernández, los candidatos de la oposición a la presidencia y los más de tres mil equipos de aspirantes a un espacio de elección popular, quedarán en el camino de la derrota y algunos de la quiebra o la deuda económica.
Transitar para ganar la voluntad de los electores es relativamente fácil cuando la demarcación territorial es reducida, pero recorrer las treinta y dos entidades federativas con su sierra, valles y costa, llegar hasta los poblados más intrincados, superar las inclemencias del tiempo y cumplir compromisos con los medios de comunicación, es tarea agotadora.
La vida de muchas personas cambiará, serán campañas políticas desgastantes, habrá muchos perdedores, aquellos que le apostaron a su candidato creyendo o pensando en un nuevo trabajo tendrán que conformarse con la derrota y algunos con la tristeza acompañada de pobreza.
Los ganadores serán pocos, será una contienda que deje en el camino muchos lastimados, muchos perdedores rumbo al 2024.