Por David Uriarte /

Hay cosas que llaman la atención por detalles, pequeñeces, o minucias… tal es el caso del gabinete 2021-2027 del gobierno de Sinaloa. Al entrar al portal lo primero que llama la atención es el grado académico del Gobernador, los miembros de su gabinete sólo su nombre y la secretaría que dirigen.

Que el Gobernador aparezca con su grado académico y los demás no, no significa nada, ni pasa nada, nomás llama la atención.

Otro detalle evidente son algunos colaboradores de primer nivel que no necesitan el sueldo, su percepción anual como servidores públicos corresponde a su percepción semanal o mensual como empresarios, sólo basta recorrer con la mirada la galería de integrantes del gabinete para corroborar el dato. En este caso no hay que ser mal pensados, puede ser que, aunque tengan resuelta la vida y su libertad financiera, anidan en su ser el servicio público como parte de su autorrealización, ¿por qué no?

Otro hecho o detalle fácil de corroborar, son los nombramientos equivalentes a coordinaciones, direcciones, y jefaturas de departamento donde el sueldo es simbólico para la solidez económica de los nombrados -entre ellos- hijos de ricos o por lo menos hijos de familias de renombre, prestigio… empresarios o profesionistas exitosos. En este caso, puede ser el prurito de estos jóvenes maduros por participar en la administración pública como una experiencia enriquecedora, porque si dicen que lo que buscan es trabajo para solventar sus necesidades básicas, será difícil de creer.

Otro hecho palpable son los nombramientos alineados a la política federal donde lo que se busca es 90% de honestidad y 10% de experiencia o conocimiento. Por eso, se han incorporado personas cuya juventud sorprende a los trabajadores que con más de 20 años siguen esperando una oportunidad, y esta se ve ahuyentada por jóvenes sin experiencia, pero leales al proyecto político; o personas no tan jóvenes, pero igual, comprometidas con la causa política del actual gobierno.

Estas son pequeñeces que no deben interferir con el sano desarrollo institucional, menos con las expectativas de los sinaloenses que depositaron más que su voto, su esperanza en este régimen.