Por David Uriarte /
El poder político tiene sus ciclos, los principales son los ciclos de tres y seis años. En términos generales, las presidencias municipales, las diputaciones locales y federales duran tres años, la Presidencia de la República, las gubernaturas y las senadurías duran seis años.
Las pasiones se aparecen y a veces se desbordan en cada ciclo electoral, a pesar de que faltan dos años para que llegue el nuevo dueño de la silla presidencial en México, las pasiones ya marcan conductas muy evidentes de ciertas preferencias de actores políticos y ciertos partidos políticos.
Las fuerzas político-electoral empiezan a dividirse entre partidos y personas, la oferta política tiene nombres conocidos y desconocidos: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto López Hernández, Ricardo Monreal, Beatriz Paredes Rangel, y otros más, han levantado la mano en búsqueda de la simpatía y preferencias para la Presidencia de la República, los nombres desconocidos pronto aparecerán y las pasiones políticas serán más evidentes.
El precio por decir o demostrar la preferencia de los presidenciables, va desde ser despedido o despedida del trabajo, cuando el salario depende de la administración pública en cualquiera de los tres poderes, hasta la fractura de las amistades que no soportan o no respetan las diferencias de pensamiento o las divergencias de estos.
Los gobernadores y toda la clase política finalmente tienen que fijar una postura en relación al candidato o candidata a la Presidencia, aquí es donde la diferencia cobrará su precio político, aquellos que no coincidan con el candidato de Palacio Nacional pagarán su cuota de desprecio natural… Y si las elecciones ratifican al candidato propuesto o simpatizante con López Obrador, aquellos que se la jugaron por otro u otra candidata ya pueden ir buscando su exilio político; las pasiones arrollan a las razones o preferencias ajenas.
La pregunta que más circula en los pasillos de la política partidista es ¿el gobernador de tal estado, con quién está? ¿el senador fulano de tal, con quién está? ¿fulano secretario, con quién está?
Las preferencias empiezan a construir grupos naturales de conocidos y desconocidos, la carretera que los une es la pasión cíclica del poder político electoral.
En pocos meses las pasiones políticas estarán a punto de desbordarse y las amistades a punto de pasar la prueba.