Por David Uriarte /
La resistencia al proceso psicoterapéutico a veces es tan alta, que hay quienes exclaman ¡ojalá salga mal en los exámenes!
Esto es más frecuente en los hombres, la practicidad de su cerebro incluye miedo a penetrar por la puerta de la honestidad y reconocer carencias o frustraciones en su vida.
En el terreno de la sexualidad, muchos hombres buscan ayuda sin incluir a su pareja, exponen de manera parcial su realidad y evaden tocar los temas de la intimidad y sus miedos a no cumplir con las expectativas de una sociedad falocrática.
Estos hombres buscan pastillas, inyecciones, pomadas, vitaminas o cualquier pócima que de “manera mágica” les devuelva su virilidad genital, se sienten descobijados por no tener o mantener una erección como símbolo de potencia y control con su pareja.
Una de las fantasías que arropan a estos hombres con disfunciones de su vida erótica, es el tamaño del pene, disfrutan como niño con juguete nuevo ver su pene erecto, y sufren profundamente cuando hay disfunción o una erección tórpida.
Hay hombres que quisieran tener de manera instantánea una erección, piensan que esto es suficiente para tener una relación de pareja, o que esto mantendrá contenta a la pareja.
Cuando por fin se atreven a buscar ayuda profesional, evaden los temas sensibles de su crianza, crecimiento y desarrollo, se justifican con el exceso de trabajo, alcohol, los desvelos, o el estrés, o bien encuentran en su pareja la fuente de sus problemas emocionales y eróticos.
Cuando se les hace el protocolo diagnóstico que incluye medir la función neurológica, vascular, hormonal y emocional, de entrada, sienten alivio al creer que después de los resultados de laboratorio o gabinete, todo se solucionará con un medicamento de nueva generación que habrá de resolver su menguada vida sexual.
Sin embargo, qué sucede cuando le dices –¡Sorpresa! Todo salió bien, su problema es emocional y necesita psicoterapia. La cara de enfado, sorpresa y miedo de estos pacientes es clásica “¿necesito psicoterapia?” –Sí. “Pero si todo está bien en mi vida, no tengo problemas con nadie” …
El autoengaño es la tranca que mantiene cerrada la puerta de la salud sexual de muchos hombres.