No se está solo, siempre se cuenta con uno mismo. Sí es fácil pedir y reclamar, aunque lo es aún más despertar e ir a dormir agradecido. Nunca ha sido fácil. Ya hay libros y programas de televisión donde la ciencia habla abiertamente sobre la suerte, los milagros, ya no es solo estadística. Pero dentro de este embrollo que puede parecer pleno azar, hay más.

Importa tanto lo diversos que somos y no en qué entidad creamos es lo que nos hace diferentes, más bien es lo que sentimos, es la gratitud y la honra que le damos. Tampoco ha sido fácil el proceso de entender lo rotundamente sustancial que será escoger ser gentil.

Hay que vivirlo para contarlo.

Te cuento que por fin llega lo que tu corazón, tu cuerpo y espíritu necesitan. A todo le llega su día: menciónense las mentiras, el frío, el miedo. Y te digo otra vez: hay que vivirlo para saber reconocer; para valorar. Un día decídete a ser más partícipe de tu propia felicidad. Por ti, por todo lo duro y lo hermoso que has atravesado.

Siempre vale la pena al fin poder confiar, plenamente, primero en ti mismo para después poder hacerlo en alguien más. Así como debe trabajarse más la paciencia, aún sobre la esperanza. Y la paciencia no es de soportar, de aguantar; más bien es de comprender, comprender cada día lo valiosos que somos, lo que somos capaces de transmitir y el por qué de nuestra presencia en el tiempo y el espacio. Cuando ese día llegue, nunca olvides tu misión.

No hace mucho me dijeron: “Yo te creo. Yo confío en ti.” Entendí que es una de mis misiones, y en la que debo entrar con todo lo que represento; mi historia me trajo hasta aquí ahora. No pienses tanto en el tiempo, piensa en que sea de calidad y que sea infinito mientras dure.

“GRACIAS”