MICIUDAD.MX / “No que no”, era el nombre del yate que se siniestró hace unos años en el mar de Cortés y cuyos propietarios –de apellido Gastélum, De Nicolás y Bazúa– disfrutaron tantas cosas bellas de la vida, incluyendo la convivencia con grandes amigos y las negociaciones propias del momento.

El nombre de esta embarcación emblemática aplica a los recientes acontecimientos en Culiacán.

¿No que no se aplicaban los descuentos en el pago del Predial? ¿No que no renunciaba Raúl Carrillo Castaños como titular de la Secretaría de Desarrollo Social? ¿No que no pasaba nada por repartir colchones pestilentes? ¿No que no encontrarían trabajo los priistas sinaloenses perdedores? Todos son temas sensibles que involucran al gobierno y por supuesto al quehacer político.

La curva de aprendizaje de Estrada Ferreiro será prolongada y costosa, probablemente cuando termine su administración ya estará entendiendo los vericuetos de la administración pública, incluyendo la importancia de llevarse bien con los medios de comunicación.

En el caso del titular de la Secretaría de Desarrollo Social, la enseñanza y el aprendizaje son sin duda relativos al pedigrí, término que no solo se aplica a los animales domésticos sino a las características genealógicas de un ser vivo y sus características heredadas. En otras palabras, la vocación de servicio no se aprende, se descubre.

Si Franz Kafka reviviera, se vuelve a morir al darse cuenta que su relato “La metamorfosis” se queda corto ante la fuente inagotable de inspiración de los colchones cargados de bacterias, hongos, parásitos y virus, cuya hediondez fue la guadaña que mató la incipiente confianza de un pueblo en su gobierno.

Los cuadritos del organigrama del Gobierno del Estado constantemente se ven amenazados con nuevos nombres, el compromiso es no dejarlos sin chamba, desde los candidatos a diputados federales, locales, presidentes municipales y regidores que no alcanzaron a llegar, todos o casi todos tienen o la promesa o la esperanza de que el primer priista del estado los rescate.

Una cosa son los perfiles y otra los compromisos. Total, en el camino a veces se aprende.

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