MICIUDAD.MX / El día de ayer, la violencia tocó las fibras emocionales del miedo y la frustración de una mujer al ser despojada de su vehículo, por supuesto que estas emociones se contagiaron primero a su familia y después a los amigos y medios de información.

La forma de operar de estos sociópatas rateros es con el factor sorpresa, el amedrentamiento y la promesa de quitarle la vida al conductor del vehículo si se resiste.

La indefensión aprendida de muchos ciudadanos los hace aprenderse de memoria una frase: “Lo bueno es que no me quitaron la vida, lo material va y viene”. Es decir, la frecuencia del fenómeno ha vacunado psicológicamente a la población y su grado de indignación se amortigua al perder sus bienes, pero conservar su vida.

Hay que decir y reconocer que en este caso, cuatro horas después del robo, el vehículo apareció, aunque la cicatriz emocional puede durar toda la vida en la víctima y su familia. Sería injusto asociar la respuesta inmediata de las autoridades con la complicidad, en tanto no existe evidencia de ello, sin embargo, lo que sí es evidente es la estadística fría de los números, y las secuelas emocionales de las víctimas.

Escuchar que se puede caminar tranquilamente por las calles de la capital sinaloense de alguna manera es una contradicción, no importa que lo diga el gobernador, el presidente municipal, el secretario de seguridad pública, el policía, o cualquier funcionario.

La verdad se vive literalmente todos los días en las agencias del ministerio público, donde la fila de las tortillas es más corta que la fila para presentar la denuncia por robo de vehículo y otros delitos, si lo duda, dese una vuelta por las agencias especializadas y si reina la tranquilidad, entonces yo sí le ofrezco una disculpa.

Sin duda, el “Informe de la Paz de Culiacán” que se presentará el viernes 9 de noviembre en un hotel de la ciudad, donde darán los resultados del Semáforo Delictivo de Culiacán y se podrá establecer un diálogo con las autoridades, será una oportunidad para saber si subestiman la inteligencia de los ciudadanos con un discurso que no soporte la evidencia de la realidad en materia de seguridad pública en nuestra entidad.

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