Por David Uriarte /

Nada dura para siempre, los políticos se van, las instituciones perduran, así como las leyes se cambian o modifican, lo mismo con las adiciones o enmiendas de la constitución. Las motivaciones personales también se pueden modificar en bien de la sociedad, se requiere prudencia, respeto a las diferencias, capacidad de negociación, pero, sobre todo, tener conciencia de lo finito de la vida.

Las pasiones electorales ya tuvieron su espacio, llegó el momento de la aceptación de las condiciones legales del proceso, tiempo de buscar lo mejor para la sociedad al margen del color o nombre del partido.

No se debe perder o invertir el tiempo en alegatas que reflejan la búsqueda del poder por poder mismo, alegatas que tienen como objetivo trascender en lo personal, dejando de lado lo más preciado que tiene la política y la democracia: el servicio a los demás.

En lo nacional, existen temas que no soportan mucha defensa, otros, definitivamente no necesitan ningún análisis, basta ver los resultados o alcances sociales de los proyectos y programas.

En lo local pasa lo mismo, quitando el conflicto de la UAS-Gobierno, Sinaloa está más tranquilo que intranquilo, existe la cuota delincuencial sin alcanzar las dimensiones de otros estados como Guanajuato, Zacatecas, Tamaulipas, Guerrero, o Michoacán.

La lógica señala momentos de reflexión política en Sinaloa, no se puede seguir abonando al ejercicio del poder con el ánimo de ganar-perder, la UAS debe seguir manteniendo la calma, no es momento de pensar sacar a la calle a más de cien mil estudiantes terminando el periodo vacacional; los estudiantes deben estudiar, los maestros dar clases, y las autoridades universitarias mantener el orden, la disciplina y los límites.