Por David Uriarte /

Mitote significa para los mexicanos, alboroto, gritería, escandalo, o cualquier cosa que se le parezca, en eso se ha convertido el adelanto de los tiempos electorales.

Desespero, incertidumbre, miedo o extrema planeación, es la causa de la precocidad de la actividad política partidista, los morenistas dieron la patada inicial y el juego empezó.

Lo único que busca la jornada electoral del 24 es el control político, MORENA va por todo como en su tiempo lo hacía el PRI.

El riesgo inherente de estas jornadas precoces, es el cansancio social, la gente se cansa de tanto mitote, cuando no es uno es otro, primero llama la atención tantos apuntados del mismo partido, es un grito desesperado diciendo -aquí sí hay democracia-, no tardaron en pagar el precio de su atrevimiento cuando Ebrard se les enojó, primero el regaño de Claudia a Durazo cuando le dijo “¡ya me cansé!”, después la actitud sumisa de Ricardo Monreal que nadó de “muertito” para complacer al compañero presidente como dice el polémico Noroña.

Al terminar la pasarela nacional de los morenistas aspirantes a la presidencia, la fractura fue evidente, Marcelo se les revela y el exsecretario de Gobernación mejor se va de vacaciones a Europa, todo esto cansa a la sociedad, es mucho el mitote y poco el aporte que ofrece.

Si el partido en el poder protagoniza el escándalo, los partidos de oposición no se quedan atrás, el desespero del líder de MC tronó la tolerancia de figuras emblemáticas como Alfaro en Jalisco, está metiendo al ruedo del mitote al gobernador de Nuevo León, Samuel García, quien se siete tocado por los Dioses de Estados Unidos a tal grado que declaró, -ya llegue a una conclusión, después de Mariel, que venga el varón, le vamos a poner Samu+Elon García Rodríguez, los gringos le van a decir Samuelón García, y mi raza va decirle Samuelón-.

Mientras esto sucede en el mitote político que sirve, y bien, como un gran distractor de la realidad que vive México y los mexicanos, la frontera sur vive lo que en su momento vive la frontera norte, la plaga del crimen organizado que, por cierto, con razón o sin razón usan las siglas del cártel de Sinaloa (CDS), y del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Las relaciones entre los poderes se fracturan especialmente entre el Ejecutivo y el Judicial, el poder legislativo se revela ante las disposiciones del poder judicial en el caso del Instituto Nacional de Transparencia, más mitote político.