Por David Uriarte /
Más que alarmante, resulta interesante el fenómeno de la delincuencia en México. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presentó los resultados de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2019 (Envipe).
Según estas cifras, el año pasado se cometieron en México 33 millones de delitos, robo y asalto los más registrados. Quedémonos con estas dos variables: 33 millones, robo y asalto.
Primero. Si lo que dice INEGI es cierto, y cada delito fuese cometido por una persona, entonces uno de cada cuatro mexicanos es delincuente.
Segundo. Si el delito más cometido es robo y asalto, donde el asalto es una modalidad de robo, entonces, el delincuente roba por su pobreza intrínseca, porque es un sociópata, o por la garantía de impunidad en más del 90 por ciento.
Tercero. Si el fin último del delincuente que roba, es el dinero, entonces es una vía corta para obtenerlo, y una garantía de satisfacción de casi el 100 por ciento al saber que no pasa nada, según las declaraciones del titular del INEGI, quien afirma que el 93.2% de los delitos no se denuncian, o bien, la autoridad no inició una averiguación previa o carpeta de investigación.
Cuarto. Si uno de cada cuatro mexicanos (estadísticamente), les roba a los otros tres, esto significa que el 75% de población trabaja, tiene dinero o bienes que quiere el delincuente.
Entre la impunidad, la pobreza, la sociopatía, y la esperanza de los mexicanos de bien, se perfila una realidad poco alentadora para un país convulsionado por sus expectativas de cambio social.
La conducta delictiva tiene dos frenos: la conciencia del deber ser, y las consecuencias del delito cuando hay justicia. En la conciencia del deber ser, parece que algo pasa en las familias que cada vez producen más delincuentes; y en lo relativo a las consecuencias, la ruleta rusa indica que, de cada cien delincuentes, sólo se procesará uno.
La ecuación o proporción de uno de cada cien castigados o retirados del mercado delincuencial, promueve o multiplica el robo o asalto en la calle, extorsión, fraude, robo de vehículo, amenazas, robo a casa habitación, secuestro y homicidio. La realidad puede crear miedo.