Por David Uriarte /

A siete años del asesinato del periodista de investigación Javier Valdez en las calles de Culiacán, miles de comentarios se han plasmado en otros tantos medios de información, la notica trascendió las fronteras de México, desde entonces, la especulación se ha mezclado con los datos oficiales, hay un sentimiento de certeza del origen de su muerte, sin embargo, el tiempo está diluyendo la intensidad del asombro social, dejando su familia en una orfandad doble, la emocional y la legal.

Los que tuvimos la fortuna de conocerlo en el terreno de la amistad y la cotidianidad, pudimos conocer la esencia de un hijo agradecido, ocupado por el destino de su padre, capaz de pagar el precio de las diferencias por su forma de pensar, especialmente en el terreno de su familia de origen.

A siete años de su partida, discursos, libros, reuniones, promesas, comentarios con y sin fundamentos, han sido el distintivo de su recuerdo, es posible que el recuerdo social e institucional de Javier Valdez, corra la misma suerte que la Doctora Norma Corona, quien a seis días de cumplir 34 años de asesinada (21 de mayo de 1990), cada vez más se diluye su recuerdo de luchadora social, solo la familia guarda la cicatriz emocional de un hecho más que lamentable.

Se necesita tener la memoria corta para perder el recuerdo de tan lamentables hechos, la muerte de Javier Valdez enlútese en primer término a su familia y a su gremio, después, a la sociedad que pierde un representante de la verdad en temas a veces tan manoseados y poco entendidos.

Tres semanas antes del séptimo aniversario del asesinato de Javier Valdez, su amiga, la periodista de investigación Anabel Hernández, publica el libro “La historia secreta. AMLO y el Cártel de Sinaloa”, en este libro se pueden leer una serie de acontecimientos para muchos conocidos, paro otros desconocidos, para otros imprecisos, pero todos de la vida cotidiana de una sociedad como la nuestra.

Hay que tener la memoria corta para olvidar o sacar de contexto el camino recorrido por Javier Valdez en su vida periodística, como escritor e investigador de temas motivo de su pasión, Javier fue un maestro de la destreza, un periodista con gran habilidad para contactar la noticia y la información esencial en los temas que dominaba, conocía, e investigaba como su amiga Anabel Hernández. Saludos amigo hasta donde estés.