Los problemas de pareja se originan por una sencilla razón, una pareja es de “dos”, quienes a pesar de tener cosas en común, cada uno tiene sus ideas y singularidades, actitud y puntos de vista propios.
De modo que, todas las diferencias también aportan a la riqueza de la vida en común, pero igualmente son una fuente de problemas y decepción.
Sin embargo, las dos formas de evitar la decepción en la pareja son las siguientes: No construir demasiadas expectativas y tener gran capacidad para tolerar la frustración.
Prácticamente es imposible que la persona no espere o no construya expectativas en su relación de pareja. La pareja siempre espera algo, siempre construye ilusiones basadas en la convivencia.
Una de las principales causas de decepción en la pareja son las expectativas no cumplidas en el terreno del amor y el sexo.
Cuando la persona aprende a tolerar la frustración, el grado de impacto de la decepción cambia. Hay personas que aún no superan conflictos de su vida emocional que se generaron hace veinte o cuarenta años. Cuando la persona aprende a vivir con la decepción, también aprende a vivir triste, infeliz y a sufrir.
Cuando quieres que otro u otros hagan lo que tú quieres, es manipulación, aunque digas que eso es “lo mejor”.
Cuando planteas tus necesidades y a los demás les agrada la solución y son parte de ésta, eso es liderazgo.
Un líder construye felicidad; un manipulador construye decepciones, sufrimiento, tristezas e infelicidad.
De una u otra forma, toda pareja presenta el reto de saber convivir con estas diferencias, sin acabar menospreciando o descalificando el mundo del otro.
Los problemas y las diferencias entre parejas son normales y, de alguna manera inevitables, pero es importante entender que el bienestar de una pareja depende de saber manejar adecuadamente los retos que suponen estas diferencias y los problemas que de su coexistencia surgen.
Recuerda que es únicamente por amor que una relación de pareja exige a ambos a crecer y a fortalecer sus debilidades. La pregunta es si estás listo(a) para bajar expectativas, ser más tolerante y estar dispuesto a ceder.