Por David Uriarte /
La realidad es la misma, lo que cambia es la perspectiva. No habrá discurso que cambie el sentimiento de dolor o sufrimiento de una madre que ha perdido a su hijo bajo la lluvia de balas en la crisis de inseguridad ¿Cómo convencerla que fue accidente? ¿Cómo cambiar sufrimiento por razón? No es que sea negativista o esté en contra de nada o de nadie, las balas le arrebataron parte de su vida.
Desde la buena voluntad, desde las estrategias de seguridad o en los esfuerzos por construir la paz, la muerte es un número, no es sufrimiento, la muerte es un signo de descomposición social, no un antes y un después en la vida de los estrategas, es una estadística que pone en peligro su trabajo o lo pone en la lista de los galardonados.
No es que la sociedad esté dividida, una parte está en la sombra de la seguridad donde se convierte en observadora; la otra parte está bajo la inclemencia del sol donde la injusticia son los rayos que lastiman su vida, su seguridad, y su familia.
Aquellos que ven el vaso de la realidad medio lleno, tienen la esperanza de mantener a salvo su vida, su familia y sus bienes, aquellos que ven el vaso medio vacío, son víctimas de la tragedia, han perdido algo, han perdido un familiar, un amigo, o algún bien, pero lo más trágico, han perdido la esperanza de vivir en paz.
Decir que nada pasa no cambia la realidad, sobredimensionar la tragedia tampoco induce más tragedia, la certeza de la incertidumbre es parte de la realidad en momentos de crisis, el factor sorpresa sigue siendo el signo de la crisis, la pregunta ya no es cuando, sino, en dónde será el próximo evento socialmente traumático.
La mezcla de emociones y sorpresas, encontraron el resumidero de la resignación, lamentos justificados por las muertes de niños obviamente inocentes, son parte del rezo; recomendaciones para los padres que se hacen acompañar de menores de edad, emergen de la imprudencia temeraria de algunos adultos que confunden la realidad con ideas ‘peliculescas’, con las creencias de burlar las balas como se hace en las series de Bruce Willis.
Aquellos que ven el vaso de la realidad medio lleno, ojalá que no lleguen a ser víctimas para que no cambien de opinión, y aquellos que ven el vaso de la realidad medio vacío, ojalá que pronto encuentren sana resignación.
Dimensionar el sufrimiento de una tragedia, resulta imposible, las pérdidas se sienten y se viven.