Por David Uriarte /
El Presidente Municipal de Culiacán fue muy claro al decir que una cosa es el uso de hoteles para la gestión de negocios, para activar la economía, y otra distinta es el uso de moteles para fines que todos conocemos.
En una reunión sin precedente, 81 asistentes le dieron soporte y validez con un sólo tema: la contingencia sanitaria en Culiacán. Claro que además de técnica, la connotación política se la dieron el Delegado Federal de Programas de Bienestar en Sinaloa, el Secretario General de Gobierno, el Secretario de Salud; el Secretario de Turismo, el Secretario de Economía, y tres presidentes municipales.
También asistieron la rectora de la Universidad Autónoma de Occidente, el representante de la Universidad Autónoma de Sinaloa, el Presidente de CANIRAC, la Presidenta de COPARMEX, el Presidente de CANACO. Mario Medina de Ejecutivos de Venta y Mercadotecnia, José Ambrosio Valenzuela presidente de la Asociación de Estacionamientos Privados; empresarios como Javier Ríos, Arturo Ramos Ortiz, Julio Niebla, comerciantes y empresarios de primera línea incluyendo agricultores, puro ‘cuarto bate’.
Se mantuvo buen nivel de discusión, hubo momentos que parecía se iban a desbordar las emociones, sin embargo, imperó la prudencia, el respeto y la tolerancia.
Temas por demás espinosos fueron la reapertura de los giros no esenciales, la inspección y vigilancia de las normas sanitarias incluyendo las sanciones, y por supuesto la venta de bebidas alcohólicas.
El representante del giro de moteles fue preciso en su planteamiento: “¿cuándo será la reapertura?”. La respuesta de Estrada Ferreiro también fue contundente: “de momento no”, hay que esperar que se den las condiciones sanitarias para ello.
Por eso, hay malas noticias para los usuarios eventuales o permanentes de los moteles, la actividad placentera del vínculo erótico deberá esperar el mejor momento.
Una cosa es el deseo ferviente y legítimo del acercamiento erótico, y otra cosa la pandemia con riesgo inminente de contagio por la vía de la atomización de la saliva contaminada por el virus. El desespero concupiscente deberá esperar el momento de menor riesgo.