Por David Uriarte /

Sin duda el sentido común se puede convertir en el menos común de los sentidos, una cadena de supermercados líder en el noroeste de México, de origen sinaloense, ligada al ‘rey de los deportes’, tiene muy enojadas a las miles de amas de casa y clientes en general, que utilizan los famosos y tradicionales ‘carritos del super’, donde se depositan de manera transitoria los artículos que se adquieren del anaquel a la caja registradora se utilizan estos vehículos como una forma de aligerar su traslado.

Desde el año pasado, la tienda sorprendió a sus clientes con la novedad del cambio de su flotilla de ‘carritos’, un color rojo brillante acorde a la imagen institucional de su marca, ligero por su estructura de plástico, con una innovación espectacular, todas las llantas giran 360 grados, es decir, el usuario no puede direccionar a su antojo el ‘carrito’ porque la inercia y el peso de la mercancía lo mueven a su antojo como efecto físico de la inestabilidad.

Una característica de los jefes de compra de esta cadena de tiendas de supermercado, es la dureza en los tratos, son buenos para comprar buscando siempre un buen margen para el negocio. Los proveedores tiemblan cuando anuncian la apertura de una nueva sucursal pues ya saben que la mercancía o las promociones por apertura corren a cargo de los proveedores.

Las estrategias de mercado son eso, estrategias y todo se vale cuando al final de la ecuación comercial todos ganan, sin embargo, cuando el consumidor pierde comodidad, confort, y su paso por la tienda se convierte en pleito constante con el ‘carrito’ del súper. Sobre todo, las amas de casa -algunas de la tercera edad y otras con una debilidad muscular- que las hace terminar exhaustas después de recorrer dos o tres pasillos, acumulando artículos, sumando peso y aumentando el esfuerzo generado por la inestabilidad y dificultad para direccionarlo por el rumbo deseado.

Puede ser una novedad, una oferta, o una ocurrencia el hecho de adquirir estos nuevos vehículos de transporte de mercancías de los anaqueles de la tienda a las cajas registradoras, sin embargo, lo primero que debió hacer el jefe de compra o quien descubrió esta idea brillante, fue cerciorarse por su propia cuenta de la operatividad y funcionalidad de tal ocurrencia.

“Más cosas a mejores precios” reza su eslogan publicitario, es cierto, como cierto es el desacierto de los ‘carritos’.