Por David Uriarte /

 

La conducta social es la mezcla de intereses, necesidades, obligaciones y deseos. Lo que se ve tiene dos realidades, lo que quieren vender, y lo que quieren comprar. Las acciones políticas siempre venden o construyen una percepción, la sociedad no siempre compra la idea, ella construye su propia hipótesis.

Todo lo que se ve, principalmente obras y servicios es fácilmente escudriñable, lo importante es lo no se ve, lo que existe atrás de la acción, la verdadera intención del acto u omisión.

Los principales actores políticos no siempre andan en campaña, no siempre están haciendo algo evidente, y muchos de los que andan afanosamente trabajando, son producto de las intenciones de otros que no vemos o no imaginamos.

La estrategia política tiene herramientas específicas, así como cada tuerca tiene su llave, cada acción tiene su objetivo.

Vamos a pensar que existan cien políticos sinaloenses convencidos de sus méritos y capacidades para gobernar Sinaloa, de entrada, ya podemos descartar la mitad cuya percepción es producto de un trastorno mental. De la otra mitad, el cincuenta por ciento de hombres y mujeres con trayectoria política o en la administración pública, la misma trayectoria es su propia limitante.

De esta ecuación sólo queda una cuarta parte, veinticinco sinaloenses que pueden estar escondidos detrás de una senaduría o diputación federal o local, detrás de una presidencia municipal; detrás de un escritorio de la función pública, detrás del estandarte de un partido político, o detrás de una ilusión meritoria que lo vuelve obsesivo por gobernar Sinaloa.

Sin descartar el tema del género, una variable fortísima será la militancia partidista, todos con la novedad, o todos a revivir sus muertos. Lo que no se ve y tiene meses operando, son los proyectos personales pertrechados en ilusiones del pasado y alucinaciones del futuro.

A partir de ya, lo que no se ve tendrá sus efectos mediáticos y operativos, las prisas los pueden atropellar y caerse antes de tiempo. No todo lo que aparece en la imaginación es cierto, y no todo lo que no se ve es falso. Saquemos los lentes de la sorpresa porque lo que no se ve puede ser deslumbrante.