Por David Uriarte /

Los ganadores y perdedores en las campañas políticas arrastran verdades que sólo ellos y su círculo interno conoce cosas, hechos, dichos, compromisos, negociaciones, amenazas, apoyos, presiones, chantajes, y todo lo que no se puede o debe saber por los electores.

Desde la postulación perversa, ingenua o convencida, hasta el triunfo o la derrota, las campañas políticas esconden información valiosa y trascendente ¿Cómo se llegó a la decisión de que él o ella y no otro fuera candidato? ¿Se decidió aquí o fue decisión del centro? ¿Le ofrecieron apoyo o se fue por la libre? Estas y otras preguntas rondan la suerte de los candidatos, la sociedad conoce poco y desconoce mucho.

Ya en el camino de la contienda electoral aparecen dos fantasmas, el de la economía que amenaza con dejarlos agotados o endeudados, y la traición de cualquier tipo institucional, familiar, de amigos, colaboradores, empleados o simpatizantes.

Los operadores políticos corren riesgos de pasar desapercibidos, exhibidos, o incluso violentados, los interesados en truncar las expectativas del candidato con tendencias ganadoras tienen todo a su favor, principalmente la cobija de la impunidad.

Las llamadas y los mensajes amenazantes, las denostaciones en redes sociales, y la construcción de escenarios ficticios, es la especialidad de los “operadores políticos” en cumplimiento de su deber, esto y más tuvieron que aguantar algunos y algunas candidatas en el pasado proceso electoral.

Los líos de faldas también están presentes en los procesos electorales, hay que poner cara de no pasa nada, aunque en la intimidad de la pareja o la familia se geste una “guerra” sorda relacionada con celos o evidencias de vínculos que rebasan la amistad, el trabajo o la simpatía.

Las especulaciones superan la realidad, las vivencias quedan restringidas a quien las sufre o padece, hay tantas cosas que no se dicen y muchas de las que se dicen no son ciertas.

Las reuniones a puerta cerrada son las que marcan el rumbo, a veces los gritos de triunfo son los presagios de la derrota… en fin, es más, muchísimo más lo que se desconoce de una campaña política, que lo conocido o ventilado.