Por David Uriarte /
Los refranes encierran en gran medida la realidad cotidiana de la persona y su cultura, psicológicamente pudiera asociarse a la proyección, expresión psicoanalítica para referirse a uno de los mecanismos de defensa de la mente, ante el acoso de la realidad interna imperceptible a la conciencia.
Llevada la proyección al terreno de la política, ¿hasta dónde, la crítica social a las figuras políticas no es más que una proyección de lo que realmente es la misma sociedad?
Es decir, hasta dónde se ve en el político lo que el propio votante es, hasta dónde la elección de la sociedad no es más que un reflejo de sus propias virtudes o miserias, hasta dónde esta polarización de condiciones humanas se proyecta en las urnas y buscamos alguien igual a nosotros -aunque digamos lo contrario- y en la crítica subyace nuestro propio yo.
En fin, sea o no proyección psicológica, la verdad es que este refrán “Lo que no has de poder ver, en tu casa lo has de tener”, aplica en todos los ámbitos de la vida incluyendo el político-social.
Si el pasado es una lección para aprender, el presente es la oportunidad para demostrar que tanto se aprendió de la experiencia. Hoy es la oportunidad para valorar la objetividad de las percepciones sociales, hoy existe una variable que antes no existía: las redes sociales.
Percibir a los demás depende de dos cosas: de la convivencia o la información. Es aquí donde tienen su influencia las redes sociales, obtenemos información subjetiva de una fuente que no siempre es confiable y se puede caer en la manipulación de otros.
Al margen de la influencia y manipulación de las redes sociales cuando de decidir se trata, la conciencia filtra influencias personales desconocidas, aquí aparece la famosa palabra “inconsciente”; desde la psicología se explora y se afirma que más del 90% de la conducta humana obedece a influencias inconscientes.
Las nuevas caras que habrán de tener el poder político el próximo año, tanto en las gubernaturas como en las diputaciones federales y estatales, incluyendo las presidencias municipales, ¿qué tanto serán producto de las proyecciones psicológicas de los votantes? ¿Irán a decidir algo de lo que no pueden ver?