Por David Uriarte /
Los libros, cursos, talleres, seminarios, y todo aquello que ofrezca una guía, orientación, o una evidencia para mejorar la condición de vida personal, de pareja o familia, es altamente consumible. Eso indica la prevalencia alta de malestar emocional o conflictos en la vida de relación, por algo, la separación de las parejas anda alrededor del 50%.
Muchas son las recomendaciones de los especialistas en salud mental, todas buscan encontrar equilibrio en las emociones, los impulsos, los pensamientos, y la conducta, las tres ‘P’, son otro intento de encontrar las posibles flaquezas personales y ponerles remedio, o por lo menos tomar conciencia de ellas.
La personalidad, la profesión y la pareja, son las tres ‘P’. Tener una personalidad funcional es la primera P: muchas relaciones laborales, de pareja o de familia, terminan en el suelo por tener una personalidad disfuncional, o evidentemente un trastorno de personalidad.
Las personas desconfiadas, suspicaces, con desapego en las relaciones sociales; aquellos que vulneran los derechos de los demás, inestables en las relaciones interpersonales, con emotividad excesiva y búsqueda de atención, con necesidad de admiración y falta de empatía; con inhibición social, y sentimientos de incompetencia, o necesidad excesiva de que los cuiden; o preocupados por el orden y el perfeccionismo, invariablemente van atener problemas con los demás.
La profesión se refiere a las habilidades y sus alcances para obtener un ingreso, hay actividades productivas donde se privilegia la actividad mental, otras son eminentemente físicas… No es lo mismo ganarse la vida siendo mecánico, que, siendo empleado administrativo, o empresario, la alegría por ser lo que se es, o hacer lo que se hace, es importante, más cuando genera salud financiera.
La pareja es igual de importante que la personalidad y la profesión, el fracaso y el éxito en la vida personal, va de la mano de ser y tener una pareja emocionalmente sana. La pareja puede ser altamente productiva, tener grados académicos importantes, incluso ser atractiva, pero sin salud mental o con un trastorno de personalidad, la familia está condenada al sufrimiento, así lo indica el número tan alto de parejas que viven en un eterno sufrimiento, esperando el milagro.
Personalidad sana, profesión gratificante, y pareja funcional: garantía de bienestar familiar. Las tres ‘P’.