Por David Uriarte /
No hay días de 23 horas, todos los días tienen 24 horas, cuando se rompe el equilibrio de la naturaleza humana por los excesos o las deficiencias, se fecunda un problema social, se siembra la semilla del mal estar y se cosecha un país de clase mediocre.
Los excesos de los regímenes políticos en los últimos cincuenta años en México, fecundaron la inconformidad de una clase social pobre y empobrecida por un sistema político más que rico, corrupto.
Esa fecundación de inconformidad parió un líder y millones de seguidores, el líder se llama Andrés Manuel López Obrador y los seguidores se llaman cincuenta millones de pobres, por eso el lema del movimiento de MORENA es “primero los pobres”.
Si la democracia es mayoría, la pobreza es mano, es decir, los pobres van a decidir por muchos años su propio destino y si aprenden a recibir en lugar de producir, es probable que la fuente de riqueza se agote en pocos años y la clase empresarial migre a otros países o se doble en la pobreza colectiva.
El régimen de López Obrador elaboró las herramientas necesarias para controlar la riqueza y auditar de inmediato los flujos de dinero a los contribuyentes, y si se portan mal, “congelar” sus cuentas bancarias asfixiando la vida de las empresas y poniéndolos de rodillas suplicando clemencia.
El éxito del régimen actual depende del resentimiento social impregnado en el ADN de la historia reciente, es decir, los que viven en pobreza extrema son cautivos del que pone en sus manos dinero para comer; los pobres se sienten halagados al recibir dinero sólo por ser viejos, por no trabajar o por ponerse a estudiar… Gran parte de los mexicanos de clase media, aquellos que tienen grados académicos suficientes para estar en el mercado laboral que les permite una subsistencia en la medianía, también son cautivos del régimen actual porque arrastran el resentimiento de sus generaciones pasadas que sufrieron y vivieron en la pobreza de la cual ellos pretenden escapar.
Poco a poco se están homologando las condiciones de México con las de los países como Cuba o Venezuela, poco apoco el gobierno controlará todo, el pueblo será el lacayo de su señoría el Rey.