Por la ubicación geográfica del estado de Sinaloa, que está entre la Sierra Madre Occidental y el Mar de Cortés, la entidad goza de una diversidad vegetal importante en la que se encuentra la vegetación costera, que da una función ecológica relevante, entre estas la reducción de ventiscas provocadas por ciclones o huracanes los cuales se presentan en esta temporada, compartió Saturnino Díaz.
El investigador de la Facultad de Biología de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), comunicó que los manglares son un ejemplo de ello, al ser el último bastión de formación de la vegetación costera; del por qué su importancia, expresó lo siguiente.
“Si no estuviera esa vegetación, el manglar desarrollando una serie de actividades ecológicas en esa zona, tendríamos un problema de eutrofización bastante serio, que de hecho lo tenemos, pero se ve reducido precisamente dada la función que desempeñan estas formaciones vegetales”.
Otra función de los manglares, ahí llegan o se depositan grandes cantidades de nutrientes producto de la propia naturaleza, los cuales son arrastrados desde la montaña hasta llegar a estos, brindando un beneficio también a la actividad productiva como la ganadería, la agricultura y la acuacultura, principalmente.
En ese sentido, añadió que la vegetación de dunas costeras que alcanzan algunas de ellas hasta los 15 metros de altitud, además de ser grande montañas de arena, son un depósito de cuarzo y silicio que forman la pared celular de organismos como las diatomeas, que sirven de alimento a peces, moluscos o crustáceos.
“De tal manera que la presencia de esta vegetación, aparte de méganos o dunas, permiten su estabilización y permanencia, siendo solamente agregada por la acción de los vientos, viendo aquí dos funciones relevantes”, destacó.
Otro aspecto es la vegetación halófila de los suelos salinos qué, además de aportar un hábitat a una gran cantidad de organismos, evitan que el suelo se erosione.
Recordó que estas vegetaciones (manglares) reducen el impacto en las construcciones que se encuentran anexas a las zonas costeras, al igual que la vegetación de dunas, explicando que aquellos conjuntos habitacionales que eliminan estas dunas el mar empiezan a comer las bases de dichas construcciones que empiezan a caer, un ejemplo lo sucedido con el conjunto habitacional de Isla Cortés.