Por David Uriarte /
Nunca la vida institucional de la máxima casa de estudios de Sinaloa ha sido “miel y dulzura”, siempre han existido problemas financieros y de recursos humanos principalmente.
Uno de los entes más auditados por la Federación y el Estado es la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), auditoría sobre auditoría, cientos de personas solicitando todos los días información por el portal de acceso y transparencia; conocedores de la dinámica universitaria, simpatizantes y rencorosos, hacen una amalgama de opinión a favor y en contra de la autonomía y los funcionarios de todos los niveles.
Cada administración enfrenta sus propios demonios, es decir, intereses legítimos y espurios, es evidente que el máximo galardón de cualquier empleado de la UAS es llegar a dirigir la institución educativa, esa carrera empieza el primer día de trabajo y termina el día que se logra el objetivo, o el día que se separa de su fuente laboral por cualquier condición legal o social.
De alguna manera el transitar de los Rectores sería aburrido si no hubiese los contrapesos, las voces disonantes, los pensamientos divergentes incluyendo las intenciones tenebrosas de aquellos que ven pasar un periodo rectoral y sienten cierto grado de envidia mezclada con frustración.
Las condiciones humanas no son privativas de los empleados universitarios, son privativas de la salud mental, hay personas ajenas a la vida universitaria impregnadas de coraje o algún sentimiento de animadversión a los líderes universitarios; sucede en las relaciones parentales donde los hijos se levantan en contra de los padres, y en la vida institucional también.
Los retos que enfrenta desde ya el Dr. Jesús Madueña Molina, ponen a prueba la estructura y función de la Universidad, y la estructura y función de la inteligencia de Madueña. Dentro de poco o tal vez desde ya, habrá un desfile de peticionarios buscando lo imposible, otros pasándole la factura de la lealtad, en fin, la tranquilidad si es que existía en la vida de Madueña se transforma en jornadas laborales extenuantes impregnadas de intereses particulares y de grupos… Así es una institución cuesta arriba.