Por David Uriarte /

El camionazo ya es información más que nacional; la tragedia que visita a Sinaloa no sólo enlútese muchos hogares, destapa un aserie de especulaciones válidas, aunque no resuelve el problema como tal.

Desde la afirmación en la tardanza para detectar y auxiliar al camión de carga tipo tráiler siniestrado minutos antes del impacto del camión, hasta la tardanza para atender a las víctimas sobrevivientes.

De cualquier forma, la lección que se aprende de la tragedia, es la solidaridad social, aunque también salen a relucir los altos costos por el uso de la carretera y el deterioro de la misma; así como la incapacidad técnica del concesionario de la autopista para auxiliar de manera oportuna con personal y equipo en caso de este tipo de accidentes, una combinación de circunstancias que terminan en tragedia.

Tanto Protección Civil como el sector Salud, ofrecieron ayuda para rescatar y trasladar a los heridos a diferentes hospitales, brindarles atención sin importar si son o no derechohabientes o si tienen o no dinero: primero es la vida y el estado de salud.

El gesto humanitario del Gobierno del Estado no se puede negar como tampoco se puede negar la serie de condiciones peligrosas que amenazan todos los días a los conductores de esta autopista.

Los pasajeros que viajaban de Guadalajara al municipio de Ahome y otros cuyo destino eran ciudades intermedias entre estos dos puntos, pensaron que lo mejor era viajar de noche para llegar temprano a su destino en el confort y comodidad de un autobús panorámico de última generación, esto no fue así, la tragedia los esperaba a medio tramo entre Mazatlán y Culiacán.

El trabajo forense determinará con precisión el ADN de los restos calcinados, sin embargo, el sufrimiento de la tragedia se extiende a la conciencia social no solo porque a cualquiera que utilice esta carretera bajo estas circunstancias también le puede pasar, porque el grado de impunidad es tal que es posible que todo quede en información mediática que en el mejor de los casos sólo alcanza a desprestigiar a los actores principales pero la tragedia no se resuelve y queda latente para el siguiente episodio.

La pérdida de vidas humanas en estas condiciones siempre será una tragedia, la pérdida de la confianza en las autoridades encargadas de brindar seguridad y protección también queda en entredicho, y la impunidad de las empresas también.