Por David Uriarte /
En un ejercicio matemático donde las cantidades representan pobreza o riqueza, la categorización cobra importancia porque marca la tendencia estadística, es decir, hacia donde va o cual es el rumbo de la economía en México, estamos acumulando o construyendo más pobres o más ricos, alguien diría, estamos construyendo más pobres o menos pobres, o más ricos o menos ricos.
Mientras la ecuación del bienestar medido en ingreso, seguridad, salud y educación no logre un equilibrio, las mediciones parciales de una sola variable es insuficiente, no se trata sólo de tener dinero, o salud, un posgrado, o vivir en una zona segura, se trata de amalgamar la seguridad con el ingreso sumando la salud física y mental con un buen nivel académico de la familia.
Tener una visión clara de lo que implica el bienestar personal y familiar es lo primero, después, contrastar el discurso con la realidad, medir la tendencia cuantitativa no cualitativa de un México desigual donde la producción de pobres avanza como la humedad, poco a poco, a este paso en tres o cuatro sexenios la mayoría de los mexicanos estarán en la categoría de pobres, y otros en la categoría de muy pobres.
La mentalidad de los gobernantes debe contemplar el bienestar como eje rector en la vida de los mexicanos, bienestar incluye tener un trabajo cuya remuneración permita mucho más que una dádiva, donde la motivación del empleado sea medir su esfuerzo en resultados, no esperar cada mes en la comodidad de su mediocridad estirar la mano para recibir su bonificación mensual, su retribución por la obediencia pasiva, la inducción al aprendizaje del control y la manipulación de quien lo mantiene a cambio de su libertad.
El dinero ajeno que reparte el gobierno nunca alcanzará para satisfacer las verdaderas necesidades de los pobres, menos si se siguen reproduciendo como hongos alrededor del árbol cuya humedad no apaga la sed, sólo alarga la agonía. Y si en lugar de reproducir pobres ¿se reproducen los ricos?
En lugar de tener un crecimiento en los indicies de pobreza, se invierte la ecuación y aumenta el indicie de riqueza y bienestar, los mexicanos terminan como mínimo una licenciatura, aumenta la oferta de trabajo y se mejora la remuneración con bonos por productividad, el gobierno garantiza la seguridad con números no con justificaciones o reuniones de gabinete.
Producir bienestar.