Por David Uriarte /
Cuando la muerte política se acerca, los afectados tienen derecho al pataleo, es decir, sabedores que el tiempo se acabó, unos esperan su muerte con resignación estoica; otros quieren llevarse a sus competidores y hacen su mejor esfuerzo por dejarlos en la arena de la competencia; otros usan su mente maligna para derribar la fama y ventaja de los verdaderos oponentes; y otros de plano defenderán lo indefendible como parte del berrinche o frustración al quedar muy distantes de sus expectativas.
Por otra parte, la muerte política de candidatos y líderes políticos deja en la viudez a decena de seguidores y seguidoras, simpatizantes, creyentes y empleados que entregaron todo, a veces hasta su dignidad en busca de una seguridad laboral más que ideológica.
Las y los expertos importados para las estrategias político-electorales, algunos ya se retiraron, otros ya tienen su maleta lista, otros no tienen ni para comprar el boleto de regreso, hay rentas de locales pendientes, renta de insumos electrónicos, deudas a expertos digitales, deudas y más deudas, alguien tendrá que dar la cara ante la inminencia de la catástrofe electoral de nueve partidos políticos.
Los falsos profetas andan vendiendo su primogenitura al mejor postor, venden información, datos y hasta secretos de sus candidatos de lujo en su momento y por los que decían dar hasta la vida. Conocer a las viudas fieles es fácil y a las infieles también, la previudez es el espacio que existe entre la muerte inminente del político y la conciencia de que el proyecto no funcionó.
Los auxiliares técnicos, politólogos e intelectuales que dejaron sus trabajos estables en otros estados o en Sinaloa, ya empezaron a usar su devoción teológica para mitigar el golpe o el fracaso, todo depende como vean y asimilen la realidad.
La previudez política durará poco más de una semana, el 6 de junio será la sentencia y todo lo demás será historia. Si la pandemia dejó al 60% de los sobrevivientes de Covid con un daño físico y/o psicológico, las campañas electorales dejarán una viudez política de dimensiones inimaginable aún, la ayuda psicológica es la mejor pomada para los ausentes de una realidad a punto de explotar.