Los 25.7 millones de estudiantes básicos en México comparten al unísono, ya sea por la mañana o por la tarde, 30 minutos para tomar el recreo, un espacio en el que las generaciones más jóvenes se nutren mal y dan pie a la anemia y sobrepeso.
¿Le das un Luch balanceado a tus hijos?
Como un alimento más, el lunch escolar debe ser preparado con balance, sin excederse en grasas o azúcares.
Miriam Bautista, nutrióloga adscrita al Servicio de Gastroenterología y Nutrición del Instituto Nacional de Pediatría (INP), explica que las porciones de los alimentos, incluidos el refrigerio escolar, deben estar en función de la edad, peso, estatura y estado nutricional de cada niño o niña, pero que definitivamente debe contar con las siguientes características.
Completa. Que incluya todos los nutrimentos (carbohidratos, lípidos, proteínas, vitaminas y minerales).
Equilibrada. Que los alimentos consumidos contengan los nutrimentos en una proporción adecuada.
Inocua. Que su consumo habitual y moderado no implique riesgos para la salud, pues deberá estar exenta de microorganismos patógenos, toxinas y contaminantes.
Suficiente. Que cubra las necesidades nutrimentales, de tal manera que niños y niñas crezcan y se desarrollen de manera correcta.
Variada. Que incluya diferentes alimentos de cada grupo en cada comida.
Adecuada. Que esté acorde a los gustos, costumbres y recursos económicos, sin sacrificar las características anteriores.
Atendiendo a estas consideraciones, los refrigerios escolares deben proveer de 15% a 20% de los nutrimentos y energía necesarios entre comidas, cuando el lapso entre estos es de cinco o más horas.