Por David Uriarte

 

Es frecuente desear sexualmente a otra persona a pesar de estar en una relación estable, aunque frecuente no significa siempre. La naturaleza humana no asegura tener relaciones sexuales exclusivas, por eso, hay que entender la diferencia entre monogamia e infidelidad.

Una cosa es la monogamia social y otra la sexual, la primera se entiende como el instinto de establecer un núcleo familiar y defender un territorio en aquellas especies donde las crías requieren el cuidado de ambos progenitores, la segunda o monogamia sexual, consiste en mantenerse sexualmente fiel y desestimar la opción de procrear con una pareja receptiva o un macho con mejores genes.

Hombres y mujeres llevamos instrucciones promiscuas en nuestros genes, la naturaleza permite separar amor y reproducción, por eso es posible sentir apego a la pareja y sentir deseo de procrear con otra.

A veces es difícil entender la naturaleza de nuestros genes, más cuando la cultura enseña creencias que no pueden sujetar a la biología. El deseo de procrear con otra pareja no se entiende bien, aunque sea el lenguaje de los genes cuyo único objetivo es reproducirse, lo que se entiende en la conciencia son las ganas o la atracción sexual con otra pareja que se limita al placer erótico en principio.

La naturaleza permite perfectamente desvincular amor de reproducción, estas son directrices o programas insertados en los cerebros de hombres y mujeres. Una de las preguntas obvias es, ¿la conducta sexual de los primates está determinada por los genes o se aprende según el modelo de sociedad?

En el caso de los bonobos, un tipo de chimpancés, la naturaleza sexual está en su ADN y no en el aprendizaje social. Así como la ciencia ha investigado la rigidez de algunos genes, también ha demostrado cambios epigenéticos a lo largo de la vida humana, es decir, la capacidad de aprender, la capacidad de razonar, la forma de incorporar creencias que modifican la conducta en general y la sexual en particular.

La traducción de lo anterior es que las personas pueden reprimir su instinto de poligamia sexual, y quedarse en la monogamia social, aunque el otro tema emergente es la infidelidad emocional.

 

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