Por David Uriarte /
Basta con analizar para comprender el origen de las guerras en el mundo, el poder es la motivación para acabar con vidas ajenas, los daños colaterales es el nombre asignado a las víctimas inocentes entre países o bandas criminales, da lo mismo que las disputas sean entre mandatarios de países poderosos o entre grupos del crimen organizado, el resultado es el mismo: muerte y sufrimiento.
La mancha del dinero es una mancha de sangre, es la mancha del poder sobre los inocentes, incluso aunque las vidas perdidas hubieran cometido delito o falta alguna, el precio no es equivalente a la falta, esta reflexión la comparten las mentes sanas, las mentes enfermas o sociopáticas solo van por la venganza cuando sienten amenazado su patrimonio o su honra.
Detrás de cada homicidio existe un pretexto o justificación, muchos de ellos tienen el sello de la venganza, o la marca del cobro de los agravios, todo relacionado casi siempre con dinero, mercancía o bienes.
La saña del crimen, refleja el odio, coraje, agravio, o sufrimiento de quien lo ordena o ejecuta, disparar más de dos mil tiros a un vehículo como fue el caso en el puerto de Mazatlán hace dos días, refleja un cobro de cuentas donde el agravio es de la misma dimensión que su pena.
Sangre, tristeza y el miedo son el resultado de la narco-crisis o narcoviolencia; el discurso propone atacar las causas, pero nunca dicen cuáles son las causas. Los supuestos incluyen a la pobreza como una de las causas, si esto es cierto, -pasen buenas noches-, mientras el discurso proponga la máxima de “primeros los pobres”, la violencia no dará tregua, todo indica que la pobreza es el pesebre que hay que venerar y conservar, con ellos todo, sin ellos nada.
¿Quiénes empuñan las armas? son adolescentes o jóvenes que no superan los treinta años de edad, con un nivel académico de secundaria, preparatoria, o carrera trunca, sin pareja, padre soltero, o con hijos abandonados; ellos también dependen de familias disfuncionales, donde el abandono de los padres y las adicciones son el sello común igual que la pobreza.
La mancha del dinero se extiende como epidemia que afecta a todas las clases sociales, el despojo de vehículos es a la clase media o alta, los secuestros y levantones le pueden tocar a cualquiera, los muertos los pone casi siempre la clase pobre.
La mancha del dinero sucio paga intereses de sangre, tarde o temprano.