David Uriarte /
Desde la inexistencia de una enfermedad mental llamada depresión, hasta una depresión sobre diagnosticada, es el espectro de una de las condiciones humanas que pueden mantener a la persona al borde del suicidio, o en la costumbre de su persistencia.
Cuánta razón tenía Albert Einstein cuando afirmaba, “es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio” … La fuerza de las creencias es igual, si su raíz está en inmersa en la experiencia, la fe, la filosofía, o la ciencia, sólo basta con creer para cerrar todas las puertas de las demás opciones, es decir, cuántas personas mueren víctimas de cáncer simple y sencillamente por creer que el cáncer no existe, o por creer en las curas milagrosas… cuántas personas se nos adelantaron en el camino de la vida por creer cosas que no son para la mayoría, pero para ellos sí.
El caso de la depresión es un tema por demás importante, por un lado, la incredulidad de enfermos y terapeutas; y, por otro lado, los conflictos o diferencias en su abordaje, unos profesionales de la salud mental negando la fisiología o fisiopatología de la enfermedad, y otros abusando de la farmacoterapia.
La depresión es como el resfriado común, habrá personas que nunca se enferman de las vías respiratorias altas, y habrá personas que nunca se alivian de su escurrimiento nasal. La pregunta recurrente de cualquier enfermo es ¿Me volverá a dar? ¿Cuántas veces en la vida seré víctima de esta misma enfermedad? ¿Existe algún tratamiento que me cure y proteja de manera definitiva de la depresión?
Éstas y muchas preguntas más surgen en la mente de sanos y enfermos, también se pasea por el patio del pensamiento de los terapeutas y los familiares de los deprimidos.
Los individuos con personalidad retraída, a veces son diagnosticados como deprimidos cuando realmente no cumplen con la sintomatología, simplemente disfrutan su forma de ser, muy diferente a las personalidades histriónicas, aquellas cuya socialización se les facilita y su extroversión también, los histriónicos no son necesariamente bipolares o hipomaniacos, simplemente tienen una personalidad que puede confundir al profesional de la salud mental.
La depresión como tal, tiene su origen en las uniones neuronales, en la actividad eléctrica y en las moléculas llamadas neurotransmisores; la tristeza, la frustración o la flojera, son otra cosa.
Promovamos la salud mental.