Por David Uriarte /
Creer que la cama es la culpable de la infidelidad, es como creer que las armas de fuego son las responsables de los homicidios en México, la cama y las armas son instrumentos utilizados para un fin.
Imaginemos una iniciativa de ley donde se prohíba la venta de camas para evitar la infidelidad, y se prohíba la venta de armas para evitar los asesinatos, entonces, seguiríamos combatiendo los instrumentos y no la causa de la conducta humana.
Así como los infieles satisfacen una necesidad y lo hacen en el uso de su libertad como una opción, así mismo lo hacen los delincuentes.
Los objetos son amorales, es decir, tanto las camas como las armas no tienen conciencia, en cambio, los sujetos deciden vía su conciencia y su grado de abstracción su conducta, por eso, la infidelidad y el homicidio son conductas tipificadas la primera por la psicología y la segunda por el derecho.
Si la conducta se deriva de un cerebro permisivo o restrictivo, entonces veamos el control o descontrol de los impulsos.
¿Cómo es que una persona con mucha necesidad económica decide trabajar legalmente? y, ¿Cómo es que otra persona con mucha necesidad económica decide trabajar ilegalmente?
Mientras no se cure la causa, los esfuerzos son estériles, no importa el discurso, régimen, partido o persona.
Las enfermedades prevenibles por vacunación se previenen con la vacuna, pero, ¿Cómo combatir la obesidad? ¿Cerrando los restaurantes? La obesidad se trata con medidas higiénico dietéticas, esto significa conciencia de la libertad, conciencia de los que se come y control del impulso al satisfacer el deseo inmediato de la conducta alimentaria.
La sociopatía o conductas delictivas, cualquiera que estas sean, se combaten conociendo las motivaciones de un cerebro impulsivo que busca por la vía corta satisfacer su deseo convertida en necesidad.
No son las camas, las pistolas o las biblias las causantes de la conducta, es la capacidad de abstracción y el control de los impulsos lo que determina el comportamiento humano.
La detección oportuna de la conducta antisocial, puede ser la vacuna contra la delincuencia. Dejemos de creer que la cama es la culpable.