Por David Uriarte  /

 

El perro es juguetón y se ha ganado el título del mejor amigo del hombre sólo cuando está lleno, si le quitas la comida cuando está comiendo, el gruñido y una exhibición de sus colmillos serán la evidencia de su verdadera esencia.

Si al quitarle la comida al perro se alegra y manifiesta emoción placentera por ello, entonces, el grado de domesticación es supremo.

Si esta analogía la trasladamos a los humanos, se convierte en el mejor test de diagnóstico clínico psicológico, es decir, es la mejor manera de conocer a la persona cuando afirma ser tu amigo, tu brother, el que te estima, te quiere, te protege, te defiende, en fin, todas las bondades del vínculo de amistad y apego se miden cuando le tocas el bolsillo.

Muchas amistades de años y relaciones de familia se han desintegrado, se han distanciado, han construido odio donde había cercanía, han iniciado juicios legales o jurídicos en contra de aquel o aquellos que antes decían querer como hermanos, incluso han llegado a perder algo más que la amistad: la vida.

Cuando la amistad se construye con el material del interés, los cimientos son frágiles; cuando la amistad es producto de circunstancias o relaciones de poder, tarde o temprano da un giro inesperado y se convierte en lo que realmente fue, cualquier cosa menos amistad.

La supuesta nobleza de muchas relaciones sólo encierra interés o una complicidad matizada por la idea romántica de la amistad, todos los días se fracturan los vínculos construidos con la rigidez del interés convenenciero, con la idea de fortalecer el bolsillo o por lo menos de conservar lo que se tiene.

Saber diferenciar una relación de amistad de una laboral, la diferencia entre ser amigos y ser compañeros de trabajo, la diferencia de ser jefe y subordinado, la distancia entre el amor y la amistad, la diferencia entre el amor y el apego, y por supuesto la diferencia abismal entre el enamoramiento y el amor, es el principio terapéutico para evitar conflictos interpersonales.

Así como el perro salta de contento cuando lo acaricias, así saltan las amistades perras cuando las beneficias, y así como el perro gruñe cuando le quitas la comida, así gruñe aquel que privilegia su bolsillo y lo antepone ante cualquier vínculo de afecto.